Cada día consumimos huevos sin pensar demasiado en su procedencia. Están ahí, en las hueveras del supermercado, alineados y numerados, pero muy pocos se detienen a observar el pequeño código que lleva impreso cada uno en su cáscara. Sin embargo, este detalle aparentemente irrelevante encierra una información fundamental: nos dice cómo vivió la gallina que lo puso y de dónde procede exactamente. Un reciente vídeo viral de la cuenta de Instagram @cobardesygallinas ha reabierto este debate y ha explicado a miles de usuarios cómo interpretar esos códigos.
En apenas unos segundos de metraje, la cuenta lo resume con claridad: «Hoy os explicamos la importancia del código que aparece en cada huevo, y cómo leerlo. Puedes saber dónde ha sido puesto cada uno de ellos y en qué condiciones han estado criadas esas gallinas». Y es que el etiquetado en los alimentos no está ahí por casualidad: es el resultado de una normativa que busca dar transparencia al consumidor.
El primer número revela cómo vivió la gallina
La primera cifra del código alfanumérico es clave: indica el tipo de crianza. Este dígito va del 0 al 3 y resume, en un solo número, el grado de libertad que tuvo la gallina que puso ese huevo. El 0 representa a las gallinas criadas en sistemas de producción ecológica, mientras que el 1 corresponde a gallinas camperas. Si ves un 2, significa que la gallina vivió «en suelo», sin salir al exterior. Y el número 3 es el menos deseable para muchos consumidores: gallinas en jaulas.
Este dato, que hasta ahora muchos pasaban por alto, es determinante para quienes priorizan el bienestar animal en su cesta de la compra. Saberlo permite una decisión de consumo más consciente, alineada con valores personales o éticos.
El resto del código: país, provincia y granja
Después del número inicial aparecen dos letras, que indican el país de origen. En la mayoría de los casos veremos «ES», lo que confirma que el huevo procede de una granja dentro del territorio español. A continuación, encontramos los dos dígitos que indican la provincia. Por ejemplo, el 08 corresponde a Barcelona, el 17 a Girona, el 25 a Lleida y el 43 a Tarragona, aunque cada provincia de España tiene asignado su propio código.
Pero la cosa no queda ahí. El código continúa con tres cifras más que identifican el municipio donde se encuentra la explotación, y otras tres que permiten saber incluso la granja concreta en la que fue puesto el huevo. Un nivel de trazabilidad que muy pocos productos alimentarios pueden ofrecer hoy día con tal exactitud.
Así puedes comprobarlo por ti mismo
Si te interesa saber de qué granja procede cada huevo que consumes, existe una herramienta para ello. El registro de explotaciones ganaderas del Ministerio de Agricultura permite consultar cada uno de estos códigos. Así, es posible saber si estás comprando producto local o si prefieres evitar ciertas formas de producción.
El vídeo de @cobardesygallinas ha logrado simplificar y difundir esta información con eficacia, generando un interés inusual por un tema que hasta hace poco parecía exclusivo de etiquetas y normativas. Gracias a su explicación, muchos consumidores se han lanzado a leer los códigos de los huevos antes de comprarlos, y a tomar decisiones más informadas y responsables.








