El PSOE ha dado un paso atrás en el Congreso y ha impedido que prospere la iniciativa legislativa popular (ILP) que pretendía retirar la protección legal a la tauromaquia. Con su abstención, los socialistas han frenado una propuesta respaldada por más de 660.000 firmas y que sus socios de Gobierno defendían abiertamente.
La decisión contrasta con la posición mantenida por el partido hace apenas dos semanas, cuando su portavoz de Cultura, Marc Lamua, afirmó que el PSOE permitiría el debate «porque negarlo sería negar la palabra en la casa del pueblo». Finalmente, los socialistas optaron por la abstención, bloqueando así la tramitación de la ILP impulsada por el colectivo No es mi cultura.
En el debate, la diputada Maribel García defendió la postura del grupo socialista asegurando que su partido «respeta a quienes firmaron la iniciativa y también a quienes no la quieren». Añadió: «No queremos una confrontación. Creemos en una cultura viva, diversa y libre. Ni prohibir, ni promover. Respetar».
División interna y tensiones territoriales
La abstención ha reflejado las tensiones internas dentro del PSOE. En comunidades como Castilla-La Mancha, su presidente Emiliano García-Page ha mostrado reiteradamente su apoyo a la tauromaquia, llegando incluso a impulsar un premio autonómico tras la decisión del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia. También el líder del socialismo vasco, Eneko Andueza, ha defendido públicamente la fiesta.
El PSOE ha optado por una fórmula intermedia que evita el enfrentamiento directo con el mundo taurino, pero que ha generado malestar entre sus aliados de izquierda. Todos los socios parlamentarios del Gobierno —Sumar, ERC, Bildu, BNG, PNV y Junts— votaron a favor de la ILP, que buscaba derogar la Ley 18/2013. Desde Sumar lamentaron que los socialistas «no hayan escuchado a la mayoría social que rechaza el maltrato animal».
La respuesta del mundo taurino
Frente a la ofensiva antitaurina, la Fundación Toro de Lidia había denunciado el carácter «totalitario» de la ILP, al considerar que «la censura de la cultura es contraria a la ampliación de la libertad». Desde el ámbito taurino se percibe la abstención socialista como un alivio, aunque con cautela ante la creciente presión política contra los toros.
El debate deja en evidencia la fractura entre quienes ven la tauromaquia como una tradición cultural arraigada y quienes la consideran una práctica incompatible con la sensibilidad actual hacia los animales. De momento, la ley que protege el arte del toreo como Patrimonio Cultural sigue vigente.








