La Federación Europea para la Conservación y la Caza (FACE) ha hecho público un análisis basado en los datos del último State of Nature de la Unión Europea. El documento, cuyos datos más significativos han sido difundidos a través de su perfil oficial de Facebook, insiste en que los factores que más deterioran los ecosistemas del continente no tienen que ver con la actividad cinegética, sino con la transformación masiva del territorio, la contaminación y otros impactos de origen humano que llevan años acumulándose.
Según FACE, estos datos vuelven a poner el foco en un asunto que se repite en cada informe europeo: la naturaleza sufre sobre todo por la pérdida de espacios seminaturales, la intensificación agrícola y la alteración de ríos y suelos. La organización, que agrupa a asociaciones de cazadores de 37 países y representa a más de siete millones de europeos, sostiene que el debate público tiende a simplificar el problema mientras se pasan por alto las causas reales.
Los datos del State of Nature, recuerdan, atribuyen un 21 % de las presiones a la agricultura y un casi 50 % a la contaminación del aire, el agua y el suelo. A esto se suman la urbanización, el avance de las especies invasoras o el impacto del cambio climático, que figuran entre los factores más repetidos por los Estados miembros. FACE destaca además que la modificación del régimen hídrico —presas, drenajes o eliminación de sedimentos— continúa afectando de forma grave a los hábitats de agua dulce.

La confusión entre furtivismo y caza
Uno de los puntos que más recalca la federación es la necesidad de distinguir entre quienes ejercen la caza de manera legal y quienes actúan al margen de la ley. El informe europeo vuelve a agrupar en un mismo apartado la presión causada por el llamado «illegal killing and hunting» —furtivismo—, que suma en torno al 13 % de las presiones sobre las aves. FACE subraya que esta categoría mezcla dos realidades muy distintas y recuerda que el furtivismo no representa la gestión cinegética regulada.
De hecho, según los datos analizados por la entidad, la caza legal aparece como una presión significativa en menos del 1 % de los casos recogidos en todos los hábitats. La federación considera que este matiz es clave para evitar interpretaciones equivocadas y para mantener un debate sólido sobre conservación. «Los titulares engañosos provocan el riesgo de desviar la atención de los verdaderos desafíos: la pérdida de hábitat, la contaminación, las especies invasoras y el cambio climático», advierte el texto difundido por FACE.

Una organización con décadas de trabajo en conservación
Creada en 1977 y con sede en Bruselas, FACE ha participado en acuerdos internacionales de conservación desde los años ochenta. La federación forma parte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) desde 1987 y trabaja con administraciones, científicos y entidades locales para impulsar políticas de uso sostenible y gestión de fauna. Además, coordina iniciativas como el Biodiversity Manifesto, que documenta el trabajo de miles de cazadores europeos en la restauración de hábitats, seguimiento de especies y mejora del medio rural.
FACE insiste por último en que mantener la atención pública en los factores que realmente dañan los ecosistemas es imprescindible para diseñar políticas útiles. El mensaje central del organismo es claro: sin una intervención seria sobre la pérdida de hábitats, la contaminación y la presión de las especies invasoras, la biodiversidad europea seguirá retrocediendo.








