A principios de 2024, el Ayuntamiento de Villaviciosa presentó una solicitud formal ante las Consejerías de Medio Rural y Fomento del Principado de Asturias en la que exponía los daños causados por la sobrepoblación de jabalíes en propiedades y explotaciones agrícolas limítrofes a la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa. Asimismo, solicitó la autorización para llevar a cabo actuaciones de control poblacional, tales como batidas de caza, con el fin de mitigar los perjuicios causados por los suidos.

El escrito del consistorio detallaba: «Recogiendo las quejas recibidas, especialmente de las parroquias limítrofes con la zona de la Reserva Natural Parcial (RNP) de la Ría de Villaviciosa, pongo en su conocimiento la situación que está provocando reiterados daños de especies cinegéticas (jabalíes) en propiedades y explotaciones agrícolas, solicitando por este medio medidas que consideramos urgentes». Y añadía como medidas posibles las «batidas de control de la población, encaminadas a la reducción poblacional de jabalí y la disminución de daños dentro de los terrenos de la Reserva, a través de una tipología de actuaciones ya realizadas con anterioridad, de acuerdo con las sociedades de cazadores locales, gestoras de los cotos de caza, que ya han mostrado disposición para hacerlo».

Pagar a guardas por un control que los cazadores harían gratis

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Un perro y un jabalí en una batida. © Israel Hernández

La respuesta de la Administración a la petición del Ayuntamiento de Villaviciosa no fue, sin embargo, la de autorizar la organización de batidas de jabalíes por parte de cazadores de los cotos colindantes. En su lugar, ordenaron a guardas del Medio Natural a matar en una noche 22 ejemplares, dejando alguno de los cuerpos tirados en las inmediaciones de la Ría.

Esta decisión ha provocado un profundo malestar entre los cazadores locales, quienes consideran que se ha vulnerado su derecho a gestionar. La prohibición de realizar una gestión periódica con cupos regulados por parte de los cazadores en esta reserva,  al igual que se hace en otras, es la principal causa de las sobrepoblaciones de jabalíes. Los cazadores, que pagan rigurosamente sus tarjetas y tasas, y cumplen en sus jornadas con la normativa vigente, deberían ser quienes llevasen a cabo estas acciones de control.

Masacres de jabalíes fuera de veda

Cazadores locales denuncian que los guardas, al actuar bajo el pretexto de «medidas excepcionales», realizan auténticas masacres que no cumplen con la normativa vigente en materia de caza.

No es la primera vez que esto ocurre en territorio asturiano. Es una práctica recurrente en muchas zonas entre las que se encuentra el Refugio de Caza de «La Mediana» en Ribadesella. Precisamente allí fue donde la noche de San Juan de 2023, un cazador colaborador de Jara y Sedal sorprendió a dos guardas con armas rodeados de casas y a escasos metros de la multitudinaria celebración. Tras hacer público lo que había presenciado y criticar dichas acciones fue denunciado por los propios guardas, cuyo jefe no dejó de intimidar al cazador en sus jornadas cinegéticas como jefe de cuadrilla.

«Si el plan de caza establece que los jabalíes se cazan hasta febrero porque luego paren las jabalinas, no es entendible que alguien vaya a matar las crías en junio. Lo que se debería hacer es tomar medidas dentro del periodo hábil de caza y, por supuesto,  deberíamos ser los cazadores quienes las lleváramos a cabo. Medidas como realizar batidas en zonas con mucha densidad, como pueden ser los refugios o las reservas; ampliar el cupo de ejemplares o hacer un mayor número de recechos. De esta forma, se gestionarían las poblaciones sin prácticas tan poco éticas como las que está llevando a cabo la administración», defendió por aquel entonces el cazador.

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