Un estudio conjunto entre universidades de España y la República Checa ha revelado que el podenco ibicenco, raza autóctona de las Islas Baleares, presenta una respuesta inmunitaria significativamente superior frente a la leishmaniosis canina, en comparación con otras razas. Esta resistencia podría deberse a una mayor exposición al vector transmisor no infectado.
La clave está en la exposición al flebótomo
La investigación ha sido desarrollada por científicos de la Facultad de Veterinaria y la Fundación Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Autónoma de Barcelona, en colaboración con la Charles University de Praga. Los resultados del estudio indican que los podencos ibicencos podrían haber desarrollado una mayor inmunocompetencia frente a la Leishmania infantum, el parásito responsable de esta enfermedad.
Este hallazgo podría explicarse por una exposición prolongada y frecuente a flebótomos no infectados, concretamente del tipo Phlebotomus perniciosus, vectores habituales del parásito en el entorno mediterráneo. Según los autores del estudio, este contacto repetido habría generado en los podencos ibicencos una respuesta de anticuerpos más potente contra la saliva del insecto, aumentando así su capacidad de defensa.
En el análisis participaron 47 podencos ibicencos y 45 perros de otras razas. Los resultados fueron claros: los podencos presentaban niveles significativamente más altos de anticuerpos, lo que respalda la hipótesis de que esta raza tiene una mayor resistencia a la infección.

Una zoonosis olvidada pero extendida
Los investigadores coinciden en calificar la leishmaniosis como una zoonosis descuidada, a pesar de su extensión en más de 98 países, incluyendo los de la cuenca mediterránea. En palabras de María Pilar Guijarro, directora general de Salud Pública de Extremadura, durante la ‘Semana de la lucha frente a la leishmaniosis’ celebrada en Badajoz, los signos clínicos y la susceptibilidad a la enfermedad varían notablemente según factores como la raza o la respuesta inmune del huésped.
En este sentido, el estudio también destacó que la edad avanzada y la seropositividad frente a L. infantum se correlacionaban con niveles más altos de anticuerpos. Esto sugiere que tanto la experiencia inmunológica del animal como la genética juegan un papel crucial.
La importancia de la prevención

La leishmaniosis canina es una enfermedad parasitaria y potencialmente mortal, que se transmite principalmente por la picadura de un flebótomo infectado. En España, el principal reservorio del parásito es el perro, aunque otras especies como gatos, roedores o aves también pueden portarlo.
Con la llegada del calor y el aumento de las actividades al aire libre, los perros se vuelven más susceptibles a las picaduras, lo que ha llevado a expertos y autoridades veterinarias a reforzar sus mensajes de prevención. Entre las recomendaciones más eficaces figuran el uso de collares repelentes de larga duración, pipetas y la vacunación con productos como LetiFend®, que no solo reduce la probabilidad de que el perro desarrolle la enfermedad, sino que también disminuye su carga parasitaria.
Implicaciones para la salud humana
Aunque la transmisión de la leishmaniosis de perro a humano no es común, sí puede afectar a personas vulnerables como ancianos, niños o inmunodeprimidos. Según Rogelio López Vélez, coordinador de la Unidad de Enfermedades Tropicales del Hospital Ramón y Cajal, prevenir la enfermedad en los perros es una medida clave de protección para la salud pública.
Un ejemplo preocupante de esta relación se encuentra en Mallorca, donde el microbiólogo Xavier Mesquida atribuyó la alta incidencia de leishmaniosis en humanos en la comarca de Levante al elevado número de perros en la zona. Con 16 casos por cada 100.000 habitantes, se supera ampliamente la media balear.
La aparición de razas más resistentes como el podenco ibicenco ofrece una línea prometedora en la lucha contra esta enfermedad. Sin embargo, los expertos insisten en que la prevención sigue siendo la herramienta más eficaz para proteger tanto a animales como a humanos.