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La población de jabalí en España se duplicará hasta alcanzar los dos millones en 2025

Jabalíes fotografiados desde un dron. © Shutterstock

En los últimos meses y años está aumentando el número de noticias relacionadas con avistamientos e incidentes con jabalíes (Sus scrofa) en lugares poco habituales. Existen referencias científicas que avalan cambios de comportamiento de una especie que cuenta con una elevada capacidad de adaptación que están provocando que cada vez se encuentren en espacios humanizados.

Estos cambios se relacionan además con la respuesta a otra de las preguntas que nos hemos planteado: ¿por qué en los últimos años se está produciendo un incremento notable en sus poblaciones en todo el continente europeo que, en algunos entornos, es casi exponencial? Y ahora, la más compleja de todas: ¿cuántos hay? Evidentemente, resulta complicado ofrecer una cifra de referencia, pero una reciente publicación científica del mes de marzo de este mismo año (Pascual-Rico et al, 2022), apunta a que en la Península Ibérica podríamos contar con una densidad media de 6,0 (±5,1) jabalíes por kilómetro cuadrado.

Jabalíes. © Shutterstock

Teniendo en cuenta que España cuenta con, aproximadamente, medio millón de kilómetros cuadrados de superficie, podríamos estimar una población aproximada de jabalíes en nuestro país de alrededor de tres millones de ejemplares. Si consideramos que, dentro de la superficie total del país, en torno a un tercio de la misma incluye territorios no habitables, vías de comunicación, núcleos urbanos, accidentes geográficos… podríamos dar como cifra más cercana a la realidad la presencia de un millón de jabalíes en el territorio español.

Una cifra que se aproxima a las ofrecidas por centros de referencia como el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC), por lo que podría acercarse mucho a la realidad. Además, el IREC ha advertido recientemente de que, a pesar de que se cazan unos 400.000 ejemplares al año, la población presenta una tendencia creciente y se estima que en 2025 podríamos alcanzar la cifra de dos millones. Estos datos indican que ya en el momento actual es una especie abundante o sobreabundante en buena parte del territorio español, por lo que, si alcanza la cifra estimada para el año 2025, los problemas asociados van a ser muy relevantes.

 ¿Qué consecuencias tiene una población tan abundante?

No son pocos los impactos de una población sobreabundante y creciente de jabalíes, desde diferentes puntos de vista. Impacto social asociado a la presencia de jabalíes en zonas habitadas supone un riesgo directo y creciente para las personas, hasta el punto de que podamos tener que lamentar algún incidente grave en los próximos meses.

Todo ello se agrava aún más por el desconocimiento creciente de la población urbana sobre el medio natural, hasta considerar a especies como el jabalí, como una simpática mascota, con un exceso de confianza que no debería ser asumido. En este punto tampoco debemos olvidar el incremento de accidentes de tráfico causados por especies silvestres, entre las que destaca el jabalí como uno de los protagonistas principales, con consecuencias muchas veces muy graves para los conductores.

Imagen de un accidente con un jabalí.

El impacto ambiental se produce porque el jabalí es una especie que, como comentábamos, cuenta con escasos depredadores pero, por el contrario, puede llegar a ser muy voraz con otras, por su carácter omnívoro. Así, en zonas donde el jabalí abunda, otras como la perdiz roja, caen hasta casi desaparecer. No sólo ésta se ve afectada, también otras muchas aves nidificantes en suelo, algunas, como el propio urogallo cantábrico, al filo de la desaparición. También liebres y conejos se ven afectados. En cotos donde el jabalí aumenta es habitual que la caza menor sea cada vez más escasa. Además, provoca desequilibrios que acaban por desplazar a otras especies más débiles, como el corzo.

Daños económicos y sanitarios

Otra consecuencia importante es el impacto económico. Por un lado, de los efectos causados por los accidentes de tráfico que antes apuntábamos y, por otro, por el impacto en cultivos agrícolas donde es capaz de provocar pérdidas muy importantes cuando las densidades son elevadas. Por otro lado, aunque se la considera una especie resistente a las enfermedades cuenta con amenazas sanitarias muy relevantes.

En el norte y este de Europa la peste porcina africana está provocando un elevado impacto en sus poblaciones silvestres que en algunos territorios corren el riesgo de llegar al colapso. Pero, además, la presencia de esta enfermedad implica un elevado riesgo para las explotaciones ganaderas de porcino y supone restricciones al movimiento pecuario que generan importantes pérdidas económicas a los países afectados. 

Mapa de distibución de la peste porcina africana a octubre de 2022. @ Copa-Cogeca

Por suerte, España es un país libre de peste porcina africana, pero es evidente que el crecimiento exponencial de sus poblaciones incrementan de forma directa el riesgo de aparición de brotes que podrían ser especialmente dramáticos teniendo en cuenta el impacto que podrían generar especialmente en el porcino ibérico criado en condiciones extensivas.

Por otro lado, contamos con la tuberculosis, donde el jabalí juega un papel fundamental en el mantenimiento de los ciclos silvestres de la enfermedad y compromete el estatus sanitario de la cabaña ganadera bovina, además de las repercusiones directas sobre la especie ya mencionadas. También podemos citar otras  como la enfermedad de Aujezsky o pseudorrabia que puede afectar a los perros provocando su muerte casi de forma irremediable o la triquinelosis, con una tendencia creciente de la mano del aumento de la densidad de las poblaciones.

La caza, la mejor gestión

Por la biología de la especie, la ausencia de depredadores y su gran capacidad de adaptación son escasos los recursos que existen para la gestión eficaz de la especie que, prácticamente, se basan en un aprovechamiento cinegético bien planificado y adaptado a las condiciones de cada territorio. Se han llevado a cabo intentos de control poblacional mediante tratamientos hormonales o captura y esterilización de ejemplares, sin embargo, su elevado coste y su eficacia limitada, además de los riesgos inherentes al uso de sustancias hormonales en el medio natural, hacen compleja su aplicación generalizada. 

Diferentes autores avalan la caza como la herramienta más eficaz y casi única para el control de las poblaciones de jabalíes: los cazadores resultan aliados indispensables para conseguir ese control y mantener el equilibrio de los ecosistemas. A pesar de ello, son cada vez más las trabas administrativas y legales, que provocan incluso que los cazadores se planteen dejar de ejercer la actividad como, al cierre de esta edición, estamos viviendo en Cataluña. Lamentablemente, es probable que sólo de ese modo la población y, en especial, la urbana, se dé cuenta de la importancia de la caza como herramienta de gestión y aliada de la conservación del medio natural. ¡Estaremos atentos!

       
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