Un hombre ha sido pillado in fraganti por el Seprona tras levantar una piscina ilegal en su finca. Lo curioso del caso, sin embargo, no es tanto la construcción no autorizada como la insólita y torpe justificación que intentó colar ante los agentes: que se trataba de una simple balsa de riego. La escena, grabada y difundida por el programa ‘Seprona en acción’ de DMAX, se ha vuelto viral por el tono irónico con el que el agente desmonta, punto por punto, los argumentos del infractor.

El vídeo muestra a los agentes inspeccionando la parcela y sorprendidos por las características del vaso, que en nada se asemejan a una infraestructura agrícola. A pesar de las pruebas evidentes, el propietario insiste en que la construcción cumple funciones de riego. Lo hace mientras intenta mantenerse serio, aunque acaba contagiado de la carcajada del propio agente ante una explicación que ni él mismo parece creerse.

Una piscina con escaleras, depuradora y respiraderos

Durante la inspección, el agente del Seprona observa los detalles del recinto y lo tiene claro desde el principio: «Yo veo una piscina. Los materiales de construcción son de una piscina. No de una balsa de riego. ¿Te ríes? Normal que te rías. Yo me río también». Las cámaras captan la escena y dejan en evidencia que lo que allí se ha construido no tiene nada que ver con una infraestructura agrícola.

La conversación continúa mientras el propietario trata de justificar los elementos propios de una piscina como si fueran parte del sistema de riego. El agente insiste: «¿Una balsa de riego tiene unas escaleras para subir y bajar?», a lo que el hombre responde que son «para limpiarla». Pero el remate llega cuando se señala el sistema de respiraderos, claramente vinculado a un sistema de depuración: «¿De qué son? Porque esto es del sistema de depuración», replica el agente, a lo que el hombre simplemente contesta: «Para vaciar».

Una explicación que no se sostiene por ningún lado

El Ayuntamiento, según indica el agente, autorizó únicamente la construcción de una balsa de riego, pero lo que se ha ejecutado no se ajusta a esa finalidad. «Lo que el ayuntamiento nos traslada es la autorización que hay que es para construir una balsa de riego. Entonces una cosa es una balsa de riego y otra una piscina. La piscina entendemos que no tiene cabida», resume con claridad.

La escena, más allá de lo anecdótico, muestra el día a día del Seprona en su labor de control y protección del medio rural y natural. En este caso, la picaresca del propietario ha quedado desmontada por completo ante la evidencia material y la profesionalidad del agente, que no pierde el sentido del humor ante lo absurdo de la situación.

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