La Guardia Civil ha vuelto a poner cerco al furtivismo de aves fringílidas, una práctica cada vez más perseguida. En esta ocasión, el protagonista es un vecino de 63 años sorprendido en pleno paraje natural del río Cherín, en la Alpujarra granadina, con una jaula repleta de jilgueros vivos y sin anillar.

La intervención tuvo lugar el pasado 1 de julio, cuando una patrulla del instituto armado se encontraba realizando labores de prevención por la zona. Un aviso de un agente fuera de servicio alertó de la posible presencia de un individuo capturando aves ilegalmente, lo que activó una batida por la ribera del río. Poco después, los agentes localizaron a un hombre que, al verse sorprendido, optó por huir a pie a toda prisa ignorando las órdenes para que se detuviese.

Ocultó la jaula en un cañizal

Durante la persecución, el sospechoso lanzó una bolsa de tela a un cañizal antes de detenerse. En su interior, los guardias civiles hallaron una jaula con doce jilgueros vivos, todos sin anillar y sin que el individuo pudiera justificar su procedencia. Además, en una inspección posterior del entorno, los agentes descubrieron dos redes de suelo abatibles no homologadas y diverso material vinculado a la captura de aves.

El operativo también permitió comprobar que el hombre había dispuesto dos jilgueros como reclamos vivos, uno atado por las patas mediante una pihuela y colocado sobre una percha entre las redes, y otro encerrado en una jaula elevada sobre una caña.

Carecía de permisos para captura y tenencia

El detenido no contaba con ninguna autorización administrativa para la captura o tenencia de aves fringílidas, algo que en Andalucía exige un procedimiento regulado bajo la normativa de protección de la fauna silvestre. Estas especies suelen utilizarse en concursos de canto o con fines recreativos, pero siempre en condiciones legales y documentadas.

Los guardias civiles procedieron a liberar a los pájaros en su hábitat natural y pusieron al individuo a disposición del Juzgado de Guardia de Órgiva, acusado de un presunto delito contra la flora y la fauna. La operación se enmarca en las acciones que desarrolla el Seprona y otras unidades para luchar contra el tráfico y captura ilegal de especies protegidas.

El furtivismo de aves fringílidas ha sido tradicionalmente una práctica arraigada en ciertos entornos rurales, pero hoy está severamente limitada por la legislación ambiental europea y autonómica.

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