Un grupo de investigadores españoles y portugueses ha confirmado la presencia extendida del parásito Angiostrongylus vasorum, también conocido como gusano pulmonar, en todas las regiones de Portugal, incluidas algunas en las que nunca antes se había registrado. El estudio, respaldado por el laboratorio Elanco, analizó a 1.059 perros procedentes de distintas zonas continentales e insulares mediante una prueba de detección de antígenos.

Los resultados reflejan una prevalencia general del 1,13 %, con tasas especialmente elevadas en Viana do Castelo (3,9 %), Viseu (3,6 %) y Lisboa (3,8 %). Además, por primera vez se ha confirmado la presencia del parásito en los distritos de Leiria y Beja, lo que pone de manifiesto su progresiva expansión territorial.

Este nematodo afecta principalmente a perros domésticos y zorros (Vulpes vulpes), y utiliza caracoles y babosas como huéspedes intermediarios. El ciclo se completa cuando los cánidos ingieren accidentalmente larvas al comer hierba, beber agua contaminada o al olfatear zonas húmedas.

Braco alemán corte cola perro de caza
© Shutterstock

Cómo se desarrolla el parásito

El ciclo biológico del Angiostrongylus vasorum es complejo y requiere de varios hospedadores. Tras ingerir una babosa o caracol infectado —o simplemente entrar en contacto con su rastro mucoso en zonas húmedas—, el perro adquiere larvas en estadio 3 (L3). Estas atraviesan la pared intestinal y migran hacia el ventrículo derecho del corazón y las arterias pulmonares, donde se transforman en adultos y comienzan a reproducirse. Las hembras ponen huevos que eclosionan en los pulmones, y las larvas resultantes ascienden por la tráquea, son tragadas y eliminadas por las heces, completando así el ciclo al infectar nuevos moluscos.

Aunque se trata de una zoonosis poco documentada, los expertos coinciden en que el riesgo de transmisión a humanos es extremadamente bajo. No obstante, otras especies de Angiostrongylus, como A. cantonensis, sí afectan a las personas, por lo que no hay que bajar la guardia ante la posibilidad de futuras adaptaciones o saltos de especie.

Una enfermedad potencialmente mortal si no se trata a tiempo

Aunque en algunos casos puede cursar de forma leve o incluso sin síntomas evidentes, la angiostrongilosis canina puede llegar a ser letal si no se detecta y trata de forma adecuada. El parásito se instala en las arterias pulmonares y el corazón del perro, provocando hemorragias, inflamación y fallo respiratorio, que pueden desembocar en insuficiencia cardíaca y muerte súbita.

Los síntomas más comunes incluyen tos persistente, fatiga, pérdida de apetito, vómitos, dificultad para respirar y sangrados anómalos. La variedad de signos clínicos, sumada a su semejanza con otras patologías, hace que muchas veces el diagnóstico se retrase. Por ello, los veterinarios insisten en la prevención mediante desparasitación regular y en realizar pruebas específicas en zonas de riesgo o ante cualquier sospecha clínica.

Zorro
Zorro. © Shutterstock

Zorros como reservorio y perros de exterior como grupo de riesgo

Las zonas más afectadas coinciden con regiones húmedas y de clima templado, factores que favorecen la proliferación de moluscos terrestres, esenciales para el desarrollo del parásito. Los autores del estudio advierten también del papel de la fauna salvaje como reservorio natural, ya que se han detectado altas tasas de infección en zorros silvestres, especialmente en el norte del país.

Los análisis estadísticos apuntan además a un mayor riesgo de infección en machos y perros que viven al aire libre, al estar más expuestos a los vectores del parásito. Por ello, los investigadores insisten en la necesidad de establecer programas preventivos, como tratamientos antihelmínticos regulares y protocolos de cribado, tanto en perros de caza como en animales de compañía.

Los responsables del estudio reconocen que los datos obtenidos podrían subestimar la prevalencia real, por lo que proponen realizar nuevos trabajos con muestras más amplias y métodos de diagnóstico complementarios para mejorar el conocimiento epidemiológico de la enfermedad. Mientras tanto, recomiendan mantener la vigilancia en zonas húmedas y concienciar tanto a profesionales veterinarios como a los propietarios de perros sobre los riesgos sanitarios asociados a este parásito cada vez más presente.

España también debe estar en alerta ante la expansión del gusano pulmonar

Debido a la proximidad geográfica y la falta de barreras naturales, los expertos consideran que España también está en riesgo de una expansión similar de la angiostrongilosis canina, especialmente en regiones húmedas del norte y zonas costeras del oeste peninsular. La movilidad de perros, la presencia de fauna silvestre infectada y las condiciones climáticas favorables hacen que la amenaza no sea exclusiva de Portugal.

Aunque existen algunos estudios aislados en el norte de España, los investigadores advierten de que el conocimiento actual es limitado y piden una vigilancia más activa para detectar a tiempo posibles focos. Según los expertos, sería recomendable establecer campañas de detección precoz, sobre todo en comunidades limítrofes, e incorporar esta enfermedad dentro de los programas de prevención veterinaria habituales.

Síguenos en discover

Sobre el autor