Un investigador de Montana (EEUU) quiso realizar un experimento empleando un pastor eléctrico conectado a los restos de un ciervo abatido, que pendían de un árbol. Con este test, el investigador pretendía comprobar si este sistema serviría como elemento disuasorio para evitar que los osos grizzly se sintiesen atraídos por las piezas abatidas por los cazadores y, de esta forma contribuir a la reducción de los siempre peligrosos encuentros entre osos y personas. Para ello electrificó al ciervo e instaló varias cámaras trampa para registrar la escena.
Como podéis ver en este vídeo, el resultado desmontó su teoría por donde menos se esperaba…