Este virus podría poner en peligro la población de suidos europea, para el que no hay vacunas y el sacrificio de los animales infectados es la única opción viable. 
28/12/2017 | ABC

número de jabalíes cazados
Piara de jabalíes. / Shutterstock

Otro virus vuelve a poner en riesgo a la Unión Europea. Esta vez no amenaza a la salud humana, como el de la gripe aviar, pero sí a nuestra economía. La peste porcina africana es una enfermedad viral inofensiva para el hombre, pero cuando infecta a un cerdo o jabalí es letal en el 90 por ciento de los casos.
Los animales mueren con los pulmones encharcados y una hemorragia interna. No hay tratamiento posible, ni siquiera vacunas para mantener alejada la infección y el sacrificio es la única opción.
“Se le teme tanto a esta enfermedad que cuando se detecta un caso se prohíben las exportaciones. Imagínese las consecuencias que tendría la enfermedad para España, que es el primer productor de porcino de Europa. Mi preocupación es máxima porque el virus viene hacia aquí”, advierte a ABC Juan Badiola, presidente del Consejo General de Veterinarios y experto en Seguridad Animal.
Desde 2014 se ha ido moviendo hacia el oeste. El nuevo brote comenzó en los países caucásicos, atravesó Rusia, llegó a Ucrania y pasó después a Bielorrusia y Lituania. Siguió extendiéndose por Polonia y Estonia, donde se han tenido que sacrificar miles de animales. Este año se ha detectado también en la República checa.

Alerta máxima en Alemania

El virus avanza por el continente europeo. En Alemania y Dinamarca la preocupación es máxima y se han empezado a tomar medidas preventivas. Los camiones que transportan animales son desinfectados antes de entrar en Dinamarca. Mientras que en Alemania la prevención se ha puesto en los jabalíes, los transmisores más peligrosos de la infección, porque vagan sin control. Las autoridades alemanas ofrecen recompensas para animar a cazar jabalíes que luego son testados en busca del virus.
El catedrático de Sanidad Animal Juan Badiola también pone el foco en los jabalíes. “Son el mayor peligro, porque son imposibles de controlar. Se pueden desinfectar las ruedas de los camiones, pero los jabalíes son animales salvajes y no podemos poner puertas al campo”, señala.
Badiola dice no querer ser “dramático”, pero recuerda que la población de jabalí es una plaga en España y además nuestro cerdo ibérico se cría al aire libre, con lo que puede entrar en contacto con más facilidad que en las explotaciones intensivas donde estos animales no están en libertad.
La última vez que el país se enfrentó a esta peste fue en los años sesenta y tardó 35 años en erradicarse. El virus llegó a Portugal desde Angola y terminó por extenderse por España. Aquel brote llegó a afectar incluso a la exportación de mandarinas porque se temía que el virus viajara en la cáscara de las frutas.
La peste porcina africana es tan contagiosa como difícil de tratar. El virus se propaga a través de las secreciones de los animales enfermos y puede sobrevivir durante largos periodos de tiempo en la ropa y los zapatos de los trabajadores de granja o en el heno, lo que facilita la expansión de una granja a otra.
La presencia del virus en los jabalíes también complica la lucha. Las heces, la orina o las secreciones nasales de los animales enfermos contaminan el suelo. Después solo es necesario que una persona pasee por la zona para extender el virus fuera del bosque o del campo.

Sin vacunas

Pese a ser una vieja conocida, la enfermedad aún es un misterio científico. Los intentos por “domesticar” el virus con vacunas han sido un fracaso hasta la fecha. No existe ninguna vacuna segura y eficaz contra esta variante de la peste porcina.
Por el momento, la medida más eficaz es el sacrificio de animales y la vigilancia estricta. España participa activamente en la red europea de investigación de la enfermedad, aunque cuando ya se tiene el primer caso, el daño ya está hecho.
Bastaría con que se detectara un caso, aunque fuera en un jabalí, para que otros países decidieran bloquear las importaciones de carne de cerdo de ese país. Los posibles daños económicos en muchos países, incluido el nuestro, serían muy elevados. No solo somos los mayores exportadores de jamón -que llegan ahora hasta Asia-, también somos líderes en venta de productos cárnicos porcinos.

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