Tiene 13 años, vive en Florida (EEUU) y ha tenido una motivadora y conmovedora iniciativa: enseñar a pescar a otros niños que padecen cáncer. «Mientras están pescando no piensan que están enfermos», explica su madre.
9/5/2019 | Redacción JyS
A Jake Klopfenstein, un adolescente de Florida, le encanta la pesca, así que cuando se sintió inspirado para ayudar a los niños que luchan contra el cáncer, su hobby fue lo primero que le vino a la mente. Jake convenció a Angling for Relief, una asociación sin ánimo de lucro, para llevar a los niños con cáncer a excursiones de pesca.
Se le ocurrió la idea después de ver a un amigo de la infancia padecer el sarcoma de Ewing: la enfermedad sacó a su compañero de la escuela y pasó mucho tiempo esperando en el hospital para recibir tratamiento. Esto hizo reflexionar a Jake, cuyas primeras palabras a su madre fueron: «Mamá, él tiene que ir a pescar», según explicó la propia madre a InsideEdition.
Para Jake, la pesca es un pasatiempo que puede ayudar a la lucha contra el cáncer porque para practicarla se necesita mucha perseverancia, lo mismo que para ser un buen paciente así que, ¿por qué no aprender un deporte en el que la espera también es fundamental? «Es relajante y, además, estás en contacto con la naturaleza», explicó Toni, la madre del menor, al citado medio. «Mientras están pescando, no están pensando que están enfermos».
La organización y Jake entregan cañas de pescar a pacientes de cáncer en salas pedriáticas, ayudan a los niños a practicar la «pesca en seco» o a echar los señuelos desde sus camas en el hospital. Además, Jake y su madre también llevan a jornadas de pesca a pacientes que están físicamente capacitados para realizarlas. Se trata sin duda de una iniciativa que reportará buenos momentos para la desconexión a algunos de los niños de su ciudad enfermos de cáncer.
La historia de superación de un rehalero con cáncer en España
El pasado 7 de diciembre, Jara y Sedal publicó el caso de Juan Hidalgo Ruiz, vecino de la localidad ciudadrealeña de Mestanza y que posee desde hace tres décadas una rehala con cuarenta animales en total.
Su testimonio realmente estremeció: tuvieron que extraerle un pulmón debido a un cáncer, pero a pesar del inconveniente prosigue acompañando a sus animales en las monterías que realiza. «Ahora me han detectado otro de estómago, pero estos ataques animalistas me hacen fuerte y seguiré cuidando a mis perros».