El otoño trae consigo una de las imágenes más tradicionales del campo: personas agachadas entre los castaños, llenando sus cestos con los frutos caídos. Pero lo que muchos desconocen es que esta costumbre puede tener consecuencias penales si se realiza en terrenos privados o sin el permiso correspondiente. Así lo ha recordado la Guardia Civil en una publicación en sus redes sociales.
Según el cuerpo, no todas las castañas que se encuentran en el suelo son de libre disposición. «Las castañas no siempre se pueden recoger. Hay fincas que se dedican a recolectarlas y solo sus propietarios pueden hacerlo», ha señalado la Benemérita, recordando que adentrarse en terrenos ajenos, aunque no estén vallados o parezcan abandonados, puede constituir una infracción.
«Está completamente prohibida la recogida de castañas dentro de esas fincas. Pudiéramos incurrir tanto en una infracción administrativa como en una penal», añadieron los agentes, explicando que estos casos pueden derivar en delitos de hurto o de robo con fuerza, dependiendo de las circunstancias.
Las sanciones pueden llegar al año y medio de prisión
Los equipos Roca de la Guardia Civil, especializados en la lucha contra el robo en el campo, han detallado que las sanciones varían según el valor de lo sustraído. Si supera los 400 euros, la pena puede ir de seis a dieciocho meses de cárcel, según el artículo 234 del Código Penal. En los casos más graves, donde haya fuerza o daños, la sanción se agrava y puede derivar en un delito de robo con fuerza en las cosas.
Esta advertencia cobra especial relevancia en provincias como Huelva, una de las zonas más productivas de castañas del país. Allí existen cientos de fincas dedicadas al castañar, que generan cerca de 15.000 jornales anuales. Sin embargo, las pérdidas por robos son significativas: entre un 10% y un 20% de la cosecha desaparece cada temporada. Solo en 2023, los agentes incautaron más de 1.100 kilos de castañas obtenidas ilegalmente.
Recolectar sí, pero con permiso
La Guardia Civil recomienda que quienes quieran disfrutar de esta tradición lo hagan de forma responsable, participando en jornadas organizadas o en zonas públicas habilitadas. «La clave está en respetar la propiedad privada y las normas locales», subrayan desde el cuerpo.
Respetar los límites y solicitar autorización no solo evita sanciones, sino que protege el trabajo de los productores que viven del castañar. En definitiva, una práctica tan arraigada como la recogida de castañas sigue siendo posible, siempre que se haga dentro de la legalidad y con respeto al campo.








