Le hemos visto comerse desde un pecarí de collar hasta un oso negro nada más cazarlos. Llevamos muchas temporadas viviendo sus aventuras y sus cacerías y aprendiendo a cocinar las piezas en el campo. Hablamos con ‘Meat Eater’, el ‘comedor’ de carne más famoso de Netflix.
Le conocemos por sus aventuras, sus cacerías por todo el mundo y, sobre todo, por su habilidad para cocinar las piezas en el mismo campo. Steven Rinella (Twin Lake, Michigan, 1974) es el protagonista de Meat Eater: caza y cocina, el programa de Netflix más visto por los cazadores. Jara y Sedal habla con él.
–Pregunta. ¿Cómo nació la idea de hacer un reality como Meat Eater?
-Respuesta. Siempre soñé con hacer un programa de televisión en el que se reflejara el amor y la pasión que siento por el campo, la naturaleza, la caza y la cocina, y es lo que hago ante las cámaras: contar cómo es mi vida, cómo me relaciono con la naturaleza. No se me ocurrió otra forma mejor de hacerlo, y la fórmula funciona: comenzamos a grabar en 2010 al ritmo de una temporada por año, y seguiremos haciéndolo hasta que los espectadores se cansen de mí. ¡Me encanta lo que hago!
P-. Empecemos por tu vertiente cinegética. ¿Por qué caza Steven Rinella?
R-. Por tres motivos fundamentales: el primero, porque me encanta buscar aventuras y marcarme nuevos desafíos; el segundo, porque me encanta la comida y en concreto la carne; y por último, porque me entretiene y me divierte. Si en algún momento fallara uno de estos tres aspectos dejaría inmediatamente de ser cazador.
P-. ¿Y cómo comenzaste a cazar?
R-. De la mano de mi padre. Me hice mayor cazando lo mismo que él: ciervos, conejos, ardillas, perdices, patos y gansos. Desde muy joven también aprendí técnicas de trampeo y de pesca. Eran mis excusas para estar el mayor tiempo posible en contacto con la naturaleza.
P-. ¿Cómo descubriste tu faceta de cocinero? ¿Has llegado a estudiar algún curso de cocina?
R-. En casa, tanto mi madre como mi padre han cocinado platos de caza desde que yo era pequeño, y les encantaba experimentar con distintos tipos de carne salvaje. Ellos fueron los que despertaron en mí esta inquietud, pero más allá de eso soy sobre todo un cocinero autodidacta, no he recibido ninguna formación. Sí debo admitir que tengo amigos que son chefs profesionales a los que les ‘robo’ algunas de sus ideas, pero en gran medida he aprendido a cocinar a través de la experimentación.
P-. ¿Cuáles fueron los primeros animales que cocinaste en el campo?
R-. De niño, ardillas y conejos. Mis hermanos y yo siempre soñábamos en ser como los colonizadores de antaño, que vivían de lo que les daba la tierra, así que nos daba por cocinar todo tipo de animales en el monte, en su mayoría pequeña piezas de caza y algo de pesca. Lo pasábamos bien.
P-. Te hemos visto disfrutar en el campo comiendo pecarí, oso negro, rebeco… y hasta cola de castor, pero durante estas seis temporadas de EatMeater… ¿qué ha sido lo más raro que te has llevado alguna vez a la boca?
R-. Sin duda, mono aullador de Bolivia ¡y perro salvaje mejicano! Reconozco que tuve serias dificultades para disfrutar de estas dos comidas, pero finalmente lo hice. Eso sí, he de decir que no fueron precisamente los mejores manjares que he probado en mi vida.
P-. De todos los animales que has cocinado, ¿cuál sabe peor?
R-. Bueno, es cuestión de gustos, algo muy subjetivo, pero sin lugar a dudas, el pecarí de collar. De todas las de caza es la carne que menos me gusta.
P-. ¿Y cuál es la carne más exquisita?
R-. La medalla de oro es para el elk americano. Es un auténtico deleite.
P-. Todo lo que vemos en The Meat Eater sucede tal cual: cocinas la carne que acabas de abatir sin ningún tipo de análisis, lo que significa un riesgo para tu salud. Suponemos que eres consciente de que te la estás jugando en cada capítulo.
R-. Sí, lo soy. Hace unos años ‘pillé’ unos parásitos, unos gusanos, por comer carne de oso poco hecha, así que reconozco que hay peligros intrínsecos y muy reales, pero no dejo que eso me asuste demasiado. Eso sí, trato de ser lo más cuidadoso posible al elaborar y cocinar cada una de mis piezas.
P-. ¿En tu casa entienden y comparten esta afición por alimentarte de lo que recolectas en el monte, por tu ‘cocina extrema’?
R-. La respetan y comparten y además la disfrutan igual que yo. Como contaba antes, la carne de caza ha formado parte siempre del menú familiar. Cenar carne de caza es una tradición, es parte de nuestra rutina.
P-. Como consumidor habitual de carne de caza, ¿crees en sus beneficios respecto a la carne procedente de granja o de explotaciones comerciales que encontramos en los supermercados?
R-. Por supuesto que sí. La carne de la gran mayoría de las piezas de caza posee un contenido graso muy bajo, por lo que afirmar que su consumo es saludable es una verdad absoluta, pero sin duda estos beneficios físicos no tienen comparación con los psicológicos: para mí no hay nada mejor que salir al campo en busca de alimento para tu familia.
P-. ¿Cuánto dinero gastas al año en la carnicería de tu barrio?
R-. Ni un solo dólar. Tengo arcones y congeladores repletos de carne de calidad suprema y cazada por mí, así que no necesitamos comprarla.
P-. Retomando la parte práctica de la caza, ¿cuál es la modalidad que practicas hoy con mayor frecuencia?
R-. Tengo que confesar que me he convertido en un auténtico loco de la caza de montaña. Me entusiasma pasar el tiempo entre cumbres y rocas. Perderse en estos entornos significa un reto increíble para cualquier cazador, y hoy por hoy es la modalidad que puede ponerme a prueba, en la que siento que me puedo enfrentarme a mis propios límites para tratar de superarlos.
P-. ¿Cuál es la mayor satisfacción que puede darte una jornada de caza?
R-. Aunque pueda parecer extraño, la mayor alegría que siento no es al conseguir abatir una pieza, sino cuando empiezo a sentirme completamente exhausto después de una larga caminata o una dura ascensión. Me llena completamente como cazador.
P-. Gracias a tu programa tienes la increíble suerte de viajar por todo el mundo. ¿Para cuándo un capítulo grabado en España? ¿Has cazado alguna vez en nuestro país?
R-. No, no he tenido esa suerte, pero me encantaría y, además, hacerlo con las cámaras del programa. Espero poder cumplir este deseo pronto. De Europa aún conozco muy poco, tan sólo he cazado en Escocia.
P-. Perdices, conejos, becadas, venados, jabalíes, muflones… De todas nuestras especies cinegéticas, ¿cuál elegirías para cocinarla en pantalla?
R-. La verdad es que me cuesta quedarme con una sola. Me encantaría probarlas todas, ¡aunque para eso necesitaría más de un programa!
P-. Para terminar… ¿hay algún animal que te falte por probar y al que le tengas ganas? ¿Lo veremos en la próxima temporada de The Meat Eater?
R-. Aún no he probado el oso grizzly, una especie icónica de Norteamérica. No puedo deciros si será uno de los protagonistas de la séptima temporada, pero sí que estoy estoy reservando ese momento tan especial para cuando pueda cazar uno por mí mismo. Será ser un momento único.