El lobo ha vuelto a criar en Cataluña. Los Agents Rurals han localizado una manada formada por dos adultos y tres cachorros en una zona comprendida entre el Alt Empordà y la Garrotxa (Genrona), confirmando así la reproducción de esta especie por primera vez en un siglo. Este hallazgo marca un antes y un después en la conservación del Canis lupus en territorio catalán.

La hembra había sido detectada en enero de 2024 en Cistella, en el Alt Empordà. Durante meses se la siguió con discreción hasta que, en diciembre, las cámaras de fototrampeo captaron por primera vez su interacción con un macho. Ahora, la presencia de tres lobeznos confirma el éxito reproductor y el retorno del lobo como especie reproductora en Cataluña.

© Agents Rural

Un hito histórico en la recuperación del lobo

El Departament de Territori calificó el suceso como un hecho «histórico», fruto de décadas de seguimiento y del regreso natural de ejemplares procedentes de los Alpes italianos y del sur de Francia. En 2004 ya se documentaron los primeros rastros en el Parc del Cadí-Moixeró, aunque sin reproducción.

Con el nacimiento de los cachorros, el lobo pasa de estar considerado especie extinguida como reproductora a figurar como especie en peligro de extinción, lo que obliga al Govern a aprobar un plan de recuperación conforme a la normativa europea. En él intervendrán varios departamentos: Territori, Agricultura, Transició Ecològica e Interior, entre otros.

Este nuevo estatus supondrá un refuerzo del seguimiento y de las medidas para garantizar la coexistencia con la ganadería, un punto sensible en las zonas donde el lobo se establece.

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Sigilo y seguimiento científico

Los agentes rurales han seguido con sigilo los movimientos de la pareja desde 2024, evitando interferir en el periodo reproductor. «Se optó por no actuar durante la primavera para no alterar su comportamiento», indican fuentes del cuerpo en declaraciones que recoge La Vanguardia. Fue en otoño, cuando los cachorros comenzaron a desplazarse junto a los adultos, cuando se confirmó su presencia.

La manada se mueve por un área amplia que abarca la Alta Garrotxa y el Alt Empordà, donde la abundancia de ungulados salvajes —jabalíes, corzos y ciervos— ofrece las condiciones ideales para su supervivencia.

Un paisaje que cambia

La vuelta del lobo refleja también la transformación del paisaje catalán. Hace un siglo, los grandes herbívoros prácticamente habían desaparecido; hoy, sus poblaciones se han multiplicado. Ese cambio ecológico explica que el depredador vuelva de forma natural y encuentre un ecosistema equilibrado.

En 2024 se estimaba la presencia de entre diez y once lobos en Catalunya, la mayoría ejemplares solitarios. Con esta nueva camada, el panorama cambia. El Govern trabaja ya en nuevas estrategias de coexistencia y prevención de daños para el sector ganadero, como el uso de mastines y pastores eléctricos.

La reaparición del lobo en Catalunya, más allá de su simbolismo, marca el inicio de una nueva etapa en la gestión de la fauna salvaje y en la convivencia entre el hombre y el gran depredador.

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