La línea o el sedal es posiblemente uno de los componentes más determinantes de nuestro equipo de pesca. A pesar de ello no se le da la importancia que merece. Si no quieres perder tus mejores capturas este artículo te interesa. ¡Toma nota! 
2/6/2017 | Marcos Elena – Bonviedro Outdoors Caza y Pesca 

lineas de pesca.
Foto: Bonviedro Outdoors.

Si lo analizamos fríamente, desde que notamos la picada hasta que logramos llevar al pez a nuestra mano, es este el único elemento que nos une a nuestro rival, por lo que un fallo en la línea puede frustrar todo el trabajo realizado hasta el momento decisivo.
Para que esto no ocurra hay algunas prácticas que nos ayudarán a conseguirlo.

  1. Calidad por encima de todo. No es este un componente con el que debamos buscar el ahorro. La calidad casi siempre se paga y esto precisamente es lo que necesitamos, una línea de calidad contrastada, que nos aporte la confianza necesaria para saber que si hay una rotura, esta no estará entre los posibles culpables.
  2. Reemplazamiento regular. Las líneas de pesca tienen caducidad y pasado un periodo determinado empiezan a perder sus propiedades originales. Una vez que metemos la línea en la bobina, esta empieza a envejecer debido al esfuerzo y desgaste a la que se le somete, la incidencia de los rayos UVA o simplemente por el paso del tiempo. Por eso debemos de cambiarla en cuanto sospechemos que está perdiendo facultades o mejor aún, antes de que esto ocurra.
  3. Revisión frecuente. En acción de pesca es vital revisar el estado del sedal de manera regular, especialmente los dos, tres metros finales que a la postre son los que más rozamiento sufren. Este chequeo lo realizaremos con las yemas de los dedos o incluso con los labios humedecidos y será más o menos frecuente dependiendo de dónde y cómo estemos pescando. Cuanto mayor sea el rozamiento de la línea con cualquier tipo de obstáculo, más reiterados serán los reconocimientos. En cuanto notemos cualquier irregularidad por mínima que sea debemos cortar la línea y volver a anudar.

Ya sea por pereza, falta de costumbre o por el afán de seguir pescando, a veces cuesta llevar estas pautas a rajatabla pero si de verdad deseas reducir el número de roturas, este es el único camino para conseguirlo.

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