La romería de El Rocío, esa vibrante manifestación de fe y tradición que cada año convoca a cientos de miles de personas en la aldea de El Rocío, en Almonte (Huelva), tiene sus raíces en una historia tan mística como fascinante. Es la leyenda de un cazador que en el siglo XV se encontró con una revelación divina que cambiaría para siempre el curso de la historia local y daría origen a una de las peregrinaciones más emblemáticas de España.
Según la leyenda, este cazador, mientras caminaba con sus perros entre la maleza, se topó con la imagen de una virgen sobre un olivo. Movido por la devoción, decidió llevar la imagen consigo, pero al despertar tras una noche en el camino, la imagen había desaparecido, volviendo misteriosamente al lugar de su hallazgo. Este evento sobrenatural fue el catalizador que impulsó a los vecinos de Almonte a venerar la imagen en su ubicación original, dando inicio a la tradición de la romería.
Primera referencia de la leyenda
La primera mención escrita de esta leyenda data de 1758, en el libro de reglas de la Hermandad Matriz de Almonte, y es allí donde se narra el comienzo de la primera procesión. La imagen, inicialmente conocida como la Virgen de Los Remedios o la Virgen de La Rocina, fue llevada al pueblo y posteriormente se construyó una ermita en su honor, con el tronco del olivo donde la encontró el cazador como pedestal. Alfonso X El Sabio, quien se dice erigió la ermita, es considerado por muchos como el primer rociero.
Con el paso de los siglos, la Virgen fue proclamada Patrona de Almonte y se le atribuyeron milagros, como el ocurrido en 1653, cuando, en medio de una sequía, las oraciones de un vecino fueron respondidas con un rocío milagroso, dando a la virgen su nombre actual: la Virgen del Rocío, también llamada la Reina de las Marismas.
La romería en la actualidad
La romería de El Rocío ha crecido exponencialmente desde sus humildes comienzos, cuando apenas reunía a diez hermandades y unos seis mil romeros. Tras la coronación de la Virgen en 1919, y especialmente después de la construcción de la carretera entre El Rocío y Almonte, la afluencia de peregrinos se disparó, alcanzando el millón en 1980 y superando esa cifra en las décadas siguientes. Hoy, un total de 127 hermandades filiales, provenientes de diversos puntos, realizan su peregrinación portando su simpecado hacia la ermita.
La romería culmina con el momento más esperado en la madrugada del Lunes de Pentecostés, cuando los almonteños saltan la reja para llevar a la Virgen en procesión por la aldea, un acto de fervor y devoción que resuena con la misma intensidad que aquel encuentro místico del cazador con la Virgen.
La romería de El Rocío no es solo una festividad; es un fenómeno cultural y espiritual que encapsula la identidad de una región y la fe de un pueblo. Un evento que, año tras año, reafirma la conexión entre la tradición y la modernidad, entre la leyenda y la realidad vivida por los romeros que, ya sea a pie, a caballo o en carretas, emprenden su camino hacia la aldea de El Rocío perpetuando así la historia que comenzó con la visión de un humilde cazador.