Como viene reclamando desde hace tiempo, la Fundación Oso Pardo (FOP) pide a las administraciones que regulen de forma urgente la actividad turística en torno a la especie.
13/10/2017 | FOP
Situaciones como la ocurrida el pasado domingo en el Alto Sil (León), en que decenas de personas acosaron a un ejemplar que se alimentaba en un robledal cercano a una carretera, demuestran que la falta de medidas y normativa sobre este aspecto es un importante problema para la conservación de la especie. El grupo de observadores llegó incluso a invadir la calzada a la carrera en un segmento de la carretera lleno de curvas, poniéndose en riesgo ellos mismos y al tráfico de vehículos.
Además, en este año de importante sequía, los osos están dependiendo de determinadas manchas de robledal con una alta producción de bellotas para alimentarse. Es el caso del robledal en el que están teniendo lugar los acosos, lo que está ocasionando una grave molestia para ellos en un momento crítico, como es el de la preparación para pasar el invierno con las máximas reservas posibles en su organismo.
La FOP está siendo testigo de estas situaciones desde principios de septiembre. En algunos casos ha llegado a registrar hasta 40 vehículos aparcados junto a la carretera, especialmente los fines de semana, sin que hubiera presencia de ninguna autoridad, aunque la situación fuera previsible. Los curiosos han llegado a colocarse a solo 150 metros de distancia de los osos provocando que éstos abandonaran su alimentación, y exponiéndose además a una reacción agresiva de los animales al sentirse amenazados, o bien a generar una indeseada habituación del animal a la presencia humana.
Para agravar aún más las molestias que están sufriendo los osos en estos montes limítrofes entre Páramo y Palacios del Sil , desde ayer un incendio, del que se tienen sospechas que haya sido intencionado, está arrasando las manchas de robledal que les dan abrigo y sustento.
El turismo es una fuente de riqueza para la población local, y bien regulado y desarrollado no supone ninguna molestia para los animales ni resulta un riesgo para los observadores que quieren disfrutar de la pervivencia en las montañas cantábricas de una especie tan emblemática, que hay que subrayar, aún está en peligro de extinción.
Revista Jara y Sedal » La Fundación Oso Pardo reclama una vez más la regulación urgente del turismo en torno a la especie