furtivos
En 2014 dos furtivos fueron detenidos por el Seprona con 45 kilos de marisco en su poder. Ahora, tras alegar que tomaban la pesca como algo terapéutico para batallar contra las drogas, han visto como la Fiscalía reducía su condena.
20/10/2016 | Redacción JyS
En el verano de 2014 el Seprona interceptó en las cercanías de la playa de Cabanas en Vigo a dos hombres, drogadictos confesos, cuando portaban en un vehículo 45 kilos de marisco. Según informa El País, los presuntos furtivos habrían extraído tales productos cuando la playa estaba cerrada a la extracción de moluscos por los altos niveles de toxina detectados por los servicios de la Xunta, circunstancia que en el momento de la inspección del vehículo afirmaron desconocer.
El marisco fue analizado en busca de contaminantes y efectivamente presentó 87 microgramos de una toxina neurotóxica que afecta al sistema nervioso. Tales niveles podrían haber provocado graves daños a la salud de los consumidores, ya que el límite permitido para el consumo humano es de 20 por gramo de molusco.
El pasado martes por fin se celebró el juicio contra los dos sospechosos de furtivismo. Durante el acto, según informa el citado medio, las defensas se basaron en el atenuante por drogadicción y argumentaron, además, que los acusados no recogían marisco para lucrarse, sino que lo hacían porque creían que les servía como terapia para combatir su adicción a las drogas.
Por otro lado, los abogados de los investigados afirmaron que sus defendidos se deshacían luego de la mercancía que recogían, por lo que no existía riesgo de que este hubiese entrado en el mercado.
En un primer momento, la Fiscalía les imputaba a ambos un delito contra la salud pública y pedía un año y medio de cárcel además de una multa de 2.100 euros para cada uno, así como la inhabilitación durante cuatro años para realizar cualquier actividad relacionada con la pesca.
Finalmente el fiscal admitió el argumento del marisqueo como terapia y modificó su acusación inicial, llegando a un acuerdo con el tribunal. De este modo, uno de los acusados ha sido absuelto de todos los cargos y el otro ha visto rebajada su condena, por la que tendrá que cumplir únicamente a un año de prisión, pagar 900 euros de multa y no practicar cualquier actividad relacionada con la pesca durante un año.