Cada verano, miles de personas se trasladan a los pueblos de toda España para pasar sus vacaciones. Pero no todos conocen —o respetan— las costumbres y ritmos del mundo rural. Por eso, el vídeo publicado por la usuaria de TikTok @agropauli ha corrido como la pólvora entre quienes defienden la forma de vida en el campo. En él, esta joven agricultora e ingeniera mecánica, que habitualmente comparte contenido sobre su día a día en el pueblo, expone con claridad cuáles son las normas mínimas de convivencia para quienes visitan estas zonas durante el mes de agosto.

En un tono irónico, pero cargado de razón, lanza su mensaje: «Estas son las seis cosas que puedes y no puedes hacer en el pueblo». A partir de ahí, enumera con frescura y contundencia algunas reglas básicas que todo forastero debería tener presentes si quiere evitar miradas torcidas en la plaza o reprimendas en la tienda.

De saludar a no quejarse del estiércol: seis normas rurales

La primera es tan lógica como incumplida: no se puede aparcar en una puerta de garaje, aunque no tenga vado: «esto se respeta». La segunda es una regla de oro en el mundo rural: saludar a todo el mundo, aunque no sepas quién es. La tercera apela al compromiso con el comercio local: si hay tienda en el pueblo, se compra ahí, no en el súper del municipio de al lado. Cada compra cuenta, y muchas veces puede suponer que ese pequeño negocio siga abierto un año más.

En cuarto lugar, la joven recuerda algo esencial: no vale quejarse del olor a abono o estiércol. Forma parte del campo y es tan necesario como inevitable. Después, pide que nadie tenga prisa: ni el pan llega volando, ni los cafés salen a los treinta segundos. «Aquí las prisas no valen», resume. Por último, reivindica el orgullo rural: vengas de donde vengas, hay que defender el pueblo «a muerte». Porque, como dice con ironía, «nuestro pueblo es el mejor, nuestras fiestas las mejores… tú te tienes que llenar de orgullo y decirlo en todos lados».

El vídeo, que ya ha sido compartido suma casi mil ‘me gusta’, resume a la perfección una idea que en verano vuelve a ponerse sobre la mesa: el pueblo no es un decorado para desconectar, sino una forma de vida que merece ser respetada.

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