Mariló Aranda Santiago es una joven cazadora, de tan solo 22 años, natural de la localidad de Álora, ubicada en la provincia de Málaga. A día de hoy, desde el pasado año, es la vicepresidenta de la asociación Jóvenes Cazadores Andaluces (JOCAN) y han pasado unas cuantas horas desde que tuvo la oportunidad de tachar uno de sus objetivos relacionados con la caza.

Concretamente, el lance ha tenido lugar durante la mañana del pasado jueves, 26 de diciembre, gracias a que resultó ser la ganadora de un sorteo celebrado por dicha asociación, de la que también es socia, y con la colaboración de Juan Luis Olmos, propietario de Rehalas Olmos (@rehala_olmos), quien cedió sin coste esta jornada de caza que ha podido disfrutar la joven.

Lo que se sorteaba en esta ocasión era un rececho de cabra montés que le terminó tocando a Mariló (@mariloarandaa). Fue de este modo cuando el pasado jueves, en torno a las 04:00 horas, como ella misma ha contado al equipo de Jara y Sedal, puso rumbo a Granada junto con Juanjo Aguilar, donde les esperaba Juan Luis.

Una jornada de ensueño

© M. A.

«La verdad es que nunca había tirado con rifle ya que yo practico la caza menor con escopeta y la caza mayor con arma blanca», ha reconocido. Al llegar a Sierra Nevada, en torno a las 09:00 horas, comenzaron a subir la sierra en busca de las cabras.

Después de un rato, no veían nada y decidieron continuar el camino hasta llegar, finalmente, al lugar en el que sucedió todo el lande. «Primero aparecieron un par de cabras muy pequeñas y varios machos que solamente observamos con los prismáticos porque son dignas de ver», ha contado.

«Un poco más adelante, a unos 250 metros, una preciosa cabra estaba encima de una piedra y decidimos probar y tirar. Nunca antes había tirado con rifle y era una distancia considerable», ha destacado la joven. Dada su falta de experiencia, Juan Luis le ayudó a colocarse en posición y, a pesar de ello, falló el primer tiro.


Jóvenes Cazadores Andaluces sortea el rececho de una cabra montés en Granada


«Sin ponerme nerviosa, volví a cuadrar la cabra en la cruz del rifle y esta vez me pude quedar con ella. Fue un lance espectacular, un día inolvidable y un recuerdo para siempre», ha puesto en valor la cazadora.

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Tras esto, se pusieron en marcha a buscar la cabra a la que había abatido, de la que sacaron la carne para aprovecharla y comérsela con la familia, así como la cabeza «para entablillarla y tener aún más presente siempre este día».

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