Cuando desollaron al gigantesco animal descubrieron por qué no entraba a los comederos. El joven cazador que consiguió abatirlo nos cuenta cómo sucedió y qué escondía el animal en su interior.
27/3/2019 | Redacción JyS
El protagonista de esta historia es un viejo jabalí abatido en la provincia de Cáceres que vendió cara su captura ya que apenas repetía ni hacía caso a los comederos de un coto social en la localidad de Cañaveral. Sin embargo, cuando el joven Cristian Valiente, de 26 años de edad, consiguió abatirlo tras varias noches en su busca y se dispuso a desollarlo… entendió su comportamiento.
«Intentábamos cazarlo en una charca al lado de un rastrojo», explica para Jara y Sedal el protagonista. «Le teníamos hecho al jabalí un comedero con losas de pizarra y estuvimos siguiéndole con las cámaras los días que entraba más o menos», narra el joven cazador. «Lo teníamos controlado y decidimos intentarlo una noche», relata.
En la primera de las esperas nocturnas, un amigo y él se colocaron a unos 50 metros de la charca. «Eran las 0:00 horas de la noche y empezamos a sentir unos ruidos. Primero entró una cochina y luego entró el guarro grande… pero nos dio una vuelta alrededor de donde estábamos y rápidamente desapareció, no entrando en el comedero», dice Cristian.
Y diez días después…
Valiente cuenta que «estuvo unos diez días sin volver por allí», por eso decidieron irse cien metros más lejos de la charca, para que así el suido evitase rodearlos y huir del comedero. «Nos pusimos dos noches en ese lugar y no entró; en la tercera noche sí que lo vimos entrar en la charca. Era el que estábamos buscando y cuando se nos calmaron los nervios, le alumbramos con una linterna y lo vimos de espaldas a nosotros restregarse con su parte trasera en la baña», relata el joven.
Pero, cuando se decidió a tirarle… ¡Valiente tenía el seguro del rifle puesto! «Me dio por quitar el seguro despacio y en cuanto sintió el sonido, salió huyendo del lugar, metiendo riñones desde el borde de la charca a gran velocidad», afirma el cazador. En ese momento, lo vio claro y disparó al jabalí en movimiento. «Fue un tiro intuitivo, fue pura casualidad… no sé ni cómo le tiré mientras iba corriendo», comenta el joven que consiguió tumbar al animal de un disparo en el codillo.
Medalla de plata y… con una sorpresa en su interior
Finalmente el animal pesó 130 kilos y fue homologado como medalla de plata con 107,6 puntos. «Estuvimos detrás de él dos meses y medio, pero lo más sorprendente llegó después de abatirlo. Sabíamos que había una granja de vacas cercana y, cuando abrimos el jabalí, vimos que ¡tenía muchísima comida de las vacas en el estómago!», dice Valiente. «A nosotros nos extrañaba que le teníamos puesto el comedero e iba pero no comía. No estaba picado al comedero, sino a la baña de la charca. Luego nos cuadró todo», dice entre risas.