El cazador Dani Vela, natural del municipio de Vilanova del Vallés, en la provincia de Barcelona, abatió el pasado 13 de noviembre en un coto cercano a la localidad de Cistellà (Girona) un gran jabalí de 116 kilos de peso. «En esta zona, las paradas se sortean. No hay paradas fijas, sino que todas son por azar», expone sobre los puestos que ocupan los cazadores este aficionado de 50 años de edad y que lleva practicando la actividad cinegética desde los 8 años.
El jabalí irrumpió en medio de la batida en un puesto que se encontraba en la parte baja una carretera, según explica el cazador a la redacción de Jara y Sedal: «Había un margen de 15 metros y luego una ladera hasta un torrente, en el que quedaban otros 25 metros hacia abajo», expone el protagonista.
En cuanto hizo acto de presencia el animal, este saltó carretera abajo y corrió por el único paso sucio que había, en medio de las zarzas. En ese instante, el cazador se preparó para el doble disparo: uno a 20 y el otro a 25 metros de distancia. «Recibió el primer impacto y sentó el trasero, pero se levantó al momento y corrió hacia el torrente sucio. Luego, recibió otro impacto en la zona trasera también, pero hizo como si nada. Bajó unos 25 metros y aún lo tuvimos que rematar», detalla Vela sobre la fortaleza del jabalí.
Durante el lance, el cazador utilizó un rifle Benelli Argo Battue Endurance con balas RWS EVO.
«Los perros se asustaron» del enorme macareno
«Estos jabalíes tan grandes aguantan a pesar de llevar las balas dentro y continúan. Además, apenas dejaba rastro de sangre», expone el cazador. «Tampoco llevaba perros delante, porque los asusta antes y los canes no quieren seguirlos», detalla. Por último, Daniel expone que «no pasó ni un perro por su rastro en toda la batida», por lo que tuvo la suerte de abatir un animal que de no haber tratado de escapar de la mancha por su postura, muy difícil hubiera sido volver a localizarlo.