El joven cazador Víctor Díaz, de 16 años de edad y natural de la localidad de La Llosa, en la provincia de Castellón, ha vivido un lance realmente mágico con arco no sólo por ser el primer jabalí de su vida, sino por la bella historia que hay tras él y este arma.
Víctor Díaz comenzó a aficionarse a la caza con arco ya que es un auténtico apasionado de El Señor de los Anillos, la novela de fantasía épica escrita por el filólogo y escritor británico J. R. R. Tolkien. Ahí comenzó su acercamiento al mundo del arco, algo que le ha llevado a practicar la actividad cinegética con él gracias a la condición cazadora de su progenitor.
«Por eso empecé a disparar con arco», confirma el joven levantino, que de pequeño disparaba a una diana de papel con un arco hecho con un palo y una cuerda que él mismo se construyó. «Un día, en casa de mi abuelo, vi un arco más grande y le dije a mi padre que si podía cogerlo. Iba mejorando la puntería hasta que mi padre me regaló un arco de Decathlon en el año 2019», señala Víctor a la redacción de Jara y Sedal.
«Me empezaba a fijar en profesionales como Pedro Ampuero, y yo quería hacer lo mismo; mi padre siempre ha sido cazador, pero nunca ha ido de caza mayor ni de caza con arco, pero yo estaba encabezonado en conseguir un arco de poleas. Un día, la pasada Navidad, tras varios años disparando con ese arco de Decathlon, mi padre hizo ese sacrificio y me lo compró», relata el joven.
Así fue la apasionante espera en la que se hizo con un jabalí de 70 kilos
Hace unos días, este joven vivió la apasionante espera en la que se hizo con un jabalí de 70 kilos en las cercanías de su municipio castellonense: «Esta era la segunda noche de espera que hacía en mi vida después de llevar mucho tiempo cebando a los animales», narra Díaz. «Me coloqué sobre las 21:00 horas, antes de que cayese el sol, y sobre las 23:00 horas de la noche vino una zorra. Ésta me rodeó y se me quedó mirando, pero no le hice caso». Presagiaba ya la presencia del jabalí.
«Mi compañero -iba con él un amigo- se quedó durmiendo y en ese instante apareció el jabalí, dándome la espalda. Estaba cambiando de posición constantemente. El corazón se me aceleraba y no sabía ni qué hacer. Estaba súper nervioso. El jabalí entró finalmente al comedero y comenzó a comer, encaré el arco y disparé: cayó al instante», recuerda aún emocionado el joven.
Cuando fue a cobrar la pieza, se quedó más emocionado aún porque, se trataba de la primera que había logrado con su ansiado arco.
Según nos cuenta, de la carne han dado buena cuenta en casa y él mismo ha ayudado a elaborar unas deliciosas hamburguesas que compartirá con familiares y amigos.