La Neumonía Hemorrágico Vírica es una enfermedad temible. Es la responsable, junto a la mixomatosis, del declive de las poblaciones de conejo de monte en la Península Ibérica. La desaparición de esta especie en muchas zonas ha precipitado la caída de las poblaciones de otras especies, tanto predadoras como no predadoras. Por este motivo, atajarla siempre ha sido una prioridad para garantizar la conservación de nuestros ecosistemas.

Con el objetivo de tratar de ponerle freno y ayudar al conejo de monte, el año pasado nació el proyecto LAGMED (Improvement of preventive actions to emerging LAGoviruses in the MEDiterranean basin: development and optimisation of methodologies for pathogen detection and control) financiado con 902.400 euros por la Fundación PRIMA (Partnership for Research and Innovation in the Mediterranean Area) ha celebrado su reunión de arranque en el Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos (CIBIO) de Porto (Portugal).

Investigadores de Portugal, Francia, Italia, Argelia, Túnez y España se unieron a finales de 2019 para tratar de dar solución a la enfermedad, que en 30 años ha diezmado notablemente las poblaciones europeas de conejo. El detonante de esta enfermedad es un Lagovirus de la familia Caliciviridae que causa una hepatitis fulminante que lleva a la muerte del conejo dentro de las 48 o 72 horas siguientes a la infección, como ya te hemos explicado en este artículo.

A la búsqueda de una vacuna

Tal y como especificó la Universidad de Córdoba en el momento de presentar el proyecto, el equipo de investigación de LAGMED busca probar y determinar las medidas de bioseguridad más adecuadas para contener la enfermedad y prevenir brotes futuros tanto en campo como en granja. Para ello, estudiarán las interacciones entre huésped y patógeno para comprender el sistema inmune del conejo y desarrollar vacunas y acciones preventivas efectivas para reducir el impacto socioeconómico de estos brotes.

En nuestro país, el encargado de comandar el proyecto es el investigador del departamento de Botánica, Ecología y Fisiología de la Universidad de Córdoba Carlos Rouco. 

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