Hoy, 19 de julio de 2025, se cumplen ocho años del fallecimiento de Mel Capitán, una figura que marcó un antes y un después en el mundo de la caza en España. Su pérdida dejó una profunda huella en el colectivo cinegético, donde aún hoy se le recuerda con admiración, respeto y cariño.
Mel Capitán era una joven humilde de Badalona que compatibilizaba su trabajo en un supermercado con su gran pasión: la caza. Su naturalidad, su valentía para defender esta forma de vida en redes sociales y su capacidad para comunicar con cercanía la convirtieron, en poco tiempo, en una de las voces más influyentes del sector. Su historia rompió barreras, acercó a los jóvenes al campo y dignificó el papel de la mujer cazadora.
Su compromiso fue tal que colaboró activamente con asociaciones como la Oficina Nacional de la Caza y participó como bloguera en la revista Jara y Sedal, donde compartía relatos, anécdotas y reflexiones que hoy son auténticos documentos de valor emocional para quienes la conocieron o siguieron.

Un vacío que todavía duele
La noticia de su fallecimiento, un 19 de julio de 2017, fue un golpe demoledor para toda la comunidad cinegética. Aquel día, las redes sociales se llenaron de mensajes de incredulidad, tristeza y rabia. El impacto fue tal que incluso quienes no compartían sus ideas reconocieron su carisma y capacidad de influir en un debate social cada vez más polarizado.
Uno de los episodios más recordados fue la emotiva carta que Frank Cuesta le dedicó tras su muerte, en la que pedía respeto para su figura y denunciaba el acoso que sufrió. Días después, la Puerta del Sol fue escenario de una concentración que exigía una reforma legal para penalizar los delitos de odio en redes sociales, donde también se rindió homenaje a Mel.

Por desgracia, no todo fueron gestos de respeto. Muchos animalistas radicales aprovecharon el momento para lanzar mensajes de odio, burlas e insultos. La Real Federación Española de Caza respondió con una querella contra decenas de estos perfiles, aunque meses después la justicia archivó la mayoría de los casos, escudándose en la libertad de expresión.
El recuerdo de su madre, siempre presente
Entre quienes más han sufrido esta pérdida se encuentra Esperanza Tomás, la madre de Mel. En una entrevista concedida en 2019 a esta redacción, confesaba sentirse «decepcionada con la justicia», pero profundamente agradecida al mundo de la caza por el apoyo incondicional recibido durante todos estos años.

Ese apoyo mutuo ha sido clave para mantener viva su memoria. Por eso, año tras año, desde esta redacción volvemos a rendirle homenaje, como una promesa de que Mel Capitán no será olvidada.
Hoy, ocho años después, seguimos recordando a esa joven que se atrevió a dar la cara por una forma de vida que amaba, que defendió su verdad con dignidad y que dejó una huella imborrable. Descansa en paz, compañera.








