Las vendimias de septiembre, jornadas de tradición y trabajo en los viñedos de O Ribeiro, vivieron esta semana un episodio inesperado. Lo que debía ser una tarde tranquila de recogida de uva en Beade se transformó en una escena de tensión cuando varios inspectores del Ministerio de Trabajo, acompañados por patrullas de la Guardia Civil, irrumpieron para comprobar si los operarios contratados cumplían con la normativa laboral.
El operativo sorprendió a viticultores y jornaleros, que no dudaron en calificarlo de «excesivo». «No nos quejamos de que hagan inspecciones, pero son viticultores que están vendimiando, no delincuentes», explicó a La Voz de Galicia Carlos Basalo, portavoz de Unións Agrarias. El sindicato, al igual que muchos agricultores de la zona, lamenta que un sector en dificultades reciba un trato que consideran humillante.
Malestar entre viticultores
«Esto solo pasa en Beade y es acoso, parece que somos delincuentes», se lamentaba un viticultor que presenció la actuación. Otro añadía: «Habría que saber si en otro sector actúan con tanta dureza, porque este sector bastante delicado está para que se ensañen de esta manera». La sensación generalizada fue de desconcierto y malestar.
Unións Agrarias recordó que, apenas dos días antes, los mismos viticultores habían sido aplaudidos por frenar con sus viñedos el avance de los incendios en la comarca. «Y ahora los están tratando como delincuentes», insistió Basalo, criticando la falta de sensibilidad con quienes trabajan en el campo en condiciones ya de por sí complicadas.
El dispositivo que ahora utiliza la Guardia Civil para pillar a trabajadores sin contrato
El despliegue no solo se produjo en Beade. También en O Barco, donde según informaciones se investiga a una empresa de servicios, la presencia de agentes, además incluso de drones, causó sorpresa entre los trabajadores. «Ya es difícil encontrar gente para trabajar, y con actuaciones como estas la gente coge miedo», advirtió Basalo.
El portavoz sindical recordó que la normativa actual solo permite la participación de familiares de primer grado en los viñedos, aunque en la práctica la ayuda vecinal sigue siendo habitual. «Este sistema siempre genera problemas y depende de la interpretación del inspector de turno», añadió.
Unións Agrarias ya ha presentado una queja formal al Ministerio de Trabajo. No rechazan que se realicen inspecciones, pero sí la manera en que se llevaron a cabo, con patrullas y drones que dieron una imagen de criminalización del sector. Además, señalan que hay exigencias que consideran inviables en el contexto rural.








