La Guardia Civil ha vuelto a situarse en el foco internacional con la presentación de los resultados de sus últimas actuaciones contra el tráfico de angulas, un negocio ilícito que mueve miles de millones y que amenaza seriamente la supervivencia de la especie. Bajo el paraguas de EUROPOL y en el marco de la operación ‘Lake’, España se ha consolidado como actor clave en esta lucha, con una intensa actividad en el territorio nacional y un papel protagonista en la coordinación internacional.

La relevancia de estas operaciones no se mide solo en números de incautaciones o detenciones, sino en el valor ambiental que representan. Desde 2011, el SEPRONA ha decomisado más de 24 toneladas de anguila viva e investigado a más de 300 personas vinculadas a redes criminales. La estimación del daño ambiental asciende a cifras astronómicas: casi 82.000 millones de euros, si se valoran los perjuicios ecológicos y sociales derivados de esta actividad.

© Guardia Civil

Una especie al borde del colapso

La anguila europea se encuentra en una situación crítica desde los años ochenta, cuando su población comenzó a desplomarse hasta niveles alarmantes. La Unión Europea reaccionó con contundencia: primero incluyéndola en el Convenio CITES, que regula el comercio internacional de especies en peligro, y más tarde imponiendo una cuota cero de exportación a países extracomunitarios. La medida, en vigor desde 2009, convierte en delito grave cualquier intento de sacar esta especie fuera de las fronteras europeas.

La dureza de la norma refleja la urgencia de frenar la desaparición de un pez emblemático de los ríos europeos. Sin embargo, las mafias han encontrado en el mercado asiático una fuente de beneficios difícil de igualar. Allí, el kilo de angula puede alcanzar precios desorbitados, alimentando una red criminal transnacional que abarca desde capturas furtivas en ríos gallegos o andaluces hasta rutas de tráfico que cruzan África y Oriente Medio antes de llegar a Asia.

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Un negocio millonario y altamente organizado

El atractivo económico explica por qué, a pesar de las restricciones, el furtivismo y el tráfico ilegal persisten con fuerza. Se trata de redes organizadas con estructuras logísticas complejas que incluyen pescadores ilegales, intermediarios, empresas pantalla y sistemas de transporte camuflados. El impacto medioambiental va mucho más allá de la anguila: las artes furtivas, a menudo masivas y poco selectivas, afectan a otras especies y degradan gravemente los ecosistemas fluviales.

El UCOMA del SEPRONA ha tenido un papel esencial en desarticular estos entramados. Gracias a la cooperación con países como Francia y Portugal, y con el apoyo de EUROPOL, se han frustrado operaciones que pretendían legalizar angulas pescadas ilegalmente para exportarlas al mercado asiático.

Pontevedra, centro de la cooperación global

La trascendencia de España en esta lucha ha llevado a EUROPOL a designar a Pontevedra como sede de la reunión anual de la operación ‘Lake’, celebrada los días 24 y 25 de septiembre. La elección no es casual: Galicia es una de las zonas más golpeadas por el furtivismo y Vigo alberga la Agencia Europea de Control de la Pesca (EFCA), institución clave en el control marítimo.

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A este encuentro están convocados representantes de 56 países, desde los 27 de la Unión Europea hasta delegaciones de Estados Unidos, Brasil, China o Marruecos, además de INTERPOL y EUROJUST. El objetivo es claro: compartir experiencias, reforzar la cooperación policial y consolidar estrategias conjuntas contra un delito que amenaza no solo a una especie en declive, sino a todo un patrimonio natural europeo.

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