Un vídeo que circula en redes sociales ha generado un buen revuelo entre los aficionados a la caza con galgos. En las imágenes, aparentemente grabadas fuera de España, se puede ver a tres jóvenes corriendo tras varios galgos y una liebre para intentar grabar la carrera cuando, de repente, uno de ellos es literalmente embestido por uno de los canes. El impacto es tan fuerte que el chico sale despedido por los aires, en una escena más propia de un partido de rugby que de una jornada de campo.

Aunque muchos lo han tomado con humor, entre los galgueros más puristas ha habido cierta indignación. No solo por la imprudencia de los chavales, sino porque en el vídeo se pueden ver hasta seis galgos corriendo a la vez, algo muy alejado de las carreras tradicionales que se realizan en nuestros campos. En España, los galgueros siguen una normativa estricta que busca mantener la esencia y la deportividad de la modalidad, evitando situaciones caóticas como esta.

Un golpe de realidad… y de galgo

Las imágenes dejan claro que cruzar la carrera de los perros no es la mejor de las ideas. Los galgos, centrados en su objetivo, no van a frenar porque alguien decida cruzarse en su camino. Y aunque el joven se lo tomara con filosofía tras el revolcón, la realidad es que el golpe pudo haber acabado bastante peor.

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Tres galgos en una foto de archivo. © Shutterstock

Más allá de la anécdota, el vídeo pone sobre la mesa un problema que se ve cada vez más: la obsesión por grabarlo todo de cerca, sin pensar en las consecuencias. En la caza con galgos, los verdaderos protagonistas son los perros, y cualquier interferencia humana solo entorpece su trabajo y puede acabar en accidentes absurdos.

Una actividad marcada por el respeto y la tradición

Los galgueros con experiencia lo saben bien: la caza con galgos es mucho más que soltar perros detrás de una liebre. Es una modalidad que requiere respeto por los animales, conocimiento del campo y, sobre todo, sentido común. Lo que muestra este vídeo está lejos de ser una jornada tradicional en España, donde las carreras se desarrollan con un número controlado de perros y en un entorno que prioriza la competición justa y la seguridad.


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Así que, aunque esta vez todo quedara en una anécdota y en un vídeo viral, conviene recordar que la caza con galgos no es un espectáculo improvisado. Es una disciplina con siglos de historia, y como tal, merece ser tratada con la seriedad y el respeto que se le debe.

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