Eran las 02:00 horas de la madrugada. Una patrulla de agentes de la Policía Foral, adscritos a la comisaría de Elizondo, se encontraba realizando un control de alcohol y drogas en Ventas de Arraitz, Navarra. En el transcurso de este, identificaron a tres ocupantes que iban en un vehículo todoterreno. Uno de ellos era una mujer de 25 años, de la Merindad de Pamplona, y los otros eran dos hombres de 30, vecinos del Alto Bidasoa y de Talavera de la Reina.

Todos ellos vestían prendas oscuras y en el interior del automóvil llevaban chaquetas y abrigos de caza, tal y como han informado desde Europa Press. Por su parte, el conductor tenía restos de sangre seca en sus manos, así como pelos de animal en su forro polar, indicios que despertaron las sospechas de los agentes.

Acto seguido, se percataron de que del vehículo salía un reguero de sangre que procedía de la caja de carga. Asimismo, tenía manchas de barro reciente en las ruedas y los bajos. Tras hacerles varias preguntas, los policías supieron que en el coche solo llevaban un rifle y se excusaron asegurando que venían de la armería.

Sin embargo, esto no convenció a los agentes y se dispusieron a comprobar su interior, su zona de carga y las pertenencias de los ocupantes. De este modo, localizaron el rifle, que llevaba incorporado una mira telescópica y un silenciador artesanal, además de un monocular de visión nocturna y munición.

Los agentes encontraron un rifle y dos corzos muertos

La boca del arma había sido modificada para que pudiera enroscarse el silenciador. Además, en la caja de carga encontraron dos corzos muertos con heridas de bala recientes y sin los precintos reglamentarios.

Imagen de los corzos, rifle, silenciador y visor incautados
Imagen de los corzos, rifle, silenciador y visor incautados. © Policía Foral

Ante esto, los policías incautaron los dos animales, el rifle, su guía de pertenencia, el visor y el silenciador. Ambos varones fueron denunciados administrativamente por furtivismo.