Fundación Artemisan aplaude que España se sume a la línea seguida por la Unión Europea y apueste por permitir el control del lobo en el norte del Duero, favoreciendo su convivencia con el mundo rural y por abrir la posibilidad de rebajar su protección en las poblaciones del sur del Duero.
La entidad considera un acierto la decisión tomada hoy en el Congreso de bajar el nivel de protección, en vista del aumento de poblaciones y de daños ocasionados a la ganadería, sumado a la aprobación de una enmienda que revierte la decisión tomada hace tres años por el MITECO de incluir en el Listado de Especies Silvestre en Régimen de Protección Especial (LESPRES) a las poblaciones del lobo del norte del Duero.
La población de lobos aumentó en España un 26% en los últimos años
Y es que, según recogía el informe publicado por Fundación Artemisan a finales de 2023, la población de lobo ibérico aumentó en España un 26 % desde el año 2014, último en el que se realizó un censo nacional de la especie. Cifrando en la actualidad en unos 2.800 los ejemplares existentes en el país.
Este crecimiento en los últimos años ha ido unido a la pérdida de cerca de medio millón de cabezas de ganado extensivo, un 18,9 % en las cuatro regiones loberas principales: Castilla y León, Galicia, Asturias y Cantabria, registrándose daños a la cabaña ganadera en todas las comunidades con presencia de lobos.
Cabe señalar, según los datos recogidos en el informe y aportados por las distintas comunidades autónomas, que se producen más de 8.000 ataques a ganado extensivo al año, unos 22 ataques diarios, con 10.000 cabezas predadas, lo que supone un gasto anual de entorno a 3,5 millones de euros en compensación de daños y más de cuatro millones de euros en medidas preventivas.
Un prohibición guiada «por criterios políticos»
Fundación Artemisan recuerda que la decisión de elevar la protección del lobo en España estuvo guiada por criterios políticos, en contra de las comunidades con presencia de la especie, en lugar de por los criterios técnicos y científicos que deben regir cualquier decisión de gestión, especialmente de una especie tan emblemática como el lobo.
Y es que el exceso de proteccionismo y la falta de control ponían en riesgo el futuro del propio lobo, que pasa por la necesaria convivencia entre la especie, la ganadería extensiva, sector clave para el mantenimiento de la biodiversidad, la socioeconomía rural y el medio ambiente.
Una convivencia por la que Fundación Artemisan ha apostado siempre y que, de hecho, ha sido ejemplo en España, ya que el mayor incremento poblacional de la especie se produjo precisamente antes de su inclusión en el LESPRES, cuando el lobo aún se gestionaba cinegéticamente, lo que demuestra que su caza no solo no afectaba negativamente, sino que contribuía a su buen estado de salud.