Los cazadores a menudo tenemos fama de exagerar cuando recordamos nuestro último lance o la cantidad de piezas que cobramos en una jornada en concreto. Cada vez que contamos una épica situación, el jabalí en cuestión crece y se convierte en el más grande de los macarenos: «Te lo juro. Era el más grande que he visto en mi vida», podría ser la frase pronunciada en cualquier bar por un cazador que recuerda su última espera de verano.

Esta tendencia a magnificar las situaciones vividas y recrearse en el gran momento que vivimos no es exclusiva de los cazadores. Aunque de un modo diferente, también se observa en los políticos, que prometen mucho para obtener el voto de los electores, pero que a menudo no cumplen sus promesas cuando llegan al poder.

Además, en los comienzos de un conflicto militar, se dice que ‘la primera víctima de la guerra es la verdad’. Todas estas observaciones se reflejan en esta célebre frase: «Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la caza». Pero ¿quién la dijo?

Georges Clemenceau, el autor de la frase

El autor de esta frase es Georges Clemenceau, un destacado médico, periodista y político francés que alcanzó el cargo de primer ministro y jefe de gobierno durante el régimen de la Tercera República Francesa.

Georges Benjamin Clemenceau nació el 28 de septiembre de 1841 en Mouilleron-en-Pareds, en la Vendée. Estudió Medicina y en 1865, durante la Guerra Civil estadounidense, viajó a Estados Unidos, donde fue profesor de francés y equitación en Stamford (Connecticut) y corresponsal de guerra para Paris Temps. En 1869, tras regresar a Francia, ejerció la medicina.

Fue elegido alcalde de Montmartre en 1871 y más adelante fue miembro y presidente del Consejo Municipal. En 1876, ejerció como representante de la Cámara de Diputados y pronto se convirtió en el líder del Partido Radical. En 1880, editó el periódico La Justice, del que fue director durante veinte años. En 1897, fundó el diario L’Aurore, que se convirtió en el vehículo de sus campañas anticlericales, y también fue editor de un semanario llamado Le Bloc (1900-1902).

En 1902, fue elegido senador y volvió a compartir escaño con la extrema izquierda. Cuatro años más tarde fue nombrado ministro del Interior. En octubre de 1906 fue nombrado presidente del Consejo, aunque su gabinete cayó en julio de 1909. En 1911, volvió a ser elegido senador y, desde entonces hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial, reclamó el rearme ante la amenaza que representaba Alemania.

En noviembre de 1917, fue reelegido presidente del Consejo. Tras el armisticio del 11 de noviembre de 1918, mantuvo una postura inflexible, alegando que debía impedirse que Alemania pudiera entablar otra guerra en el futuro. Junto al primer ministro británico Lloyd George y el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, llevó a cabo la labor diplomática de posguerra, que culminó en el Tratado de Versalles.

En enero de 1920, su gabinete de guerra cayó y prosiguió su labor como periodista, escritor y conferenciante, actividad que desarrolló viajando por Estados Unidos durante 1922. Georges Clemenceau falleció en París el 24 de noviembre de 1929.

La frase de Clemenceau sigue siendo relevante hoy en día, recordándonos que la verdad puede ser una víctima en tiempos de elecciones, guerra y, sí, incluso después de una jornada de caza.