Para ocultar nuestra cara tenemos dos opciones: cubrirla o pintarla. La primera es sencilla (bastará con usar una braga o un buff), pero en cambio necesitarás algunas nociones para aplicar las pinturas si quieres que ‘funcionen’. Debes partir de la base de que lo importante es romper la silueta de nuestro rostro: para ello puedes pintarlo por entero o sólo una parte. También soy partidario de utilizar colores claros con otros más oscuros para crear así un mayor contraste y que nuestra cara no quede demasiado sombría. Pero entremos en detalles.
1-. Pinturas de base de aceite
Se comercializan en varios formatos (para aplicar con los dedos, en stick…) y en opciones monocolor y multicolor, lo que nos van a permitir jugar con la tonalidad para adaptarla mejor al entorno.
Proporcionan una cobertura pegajosa y sólida que permite aplicarlas de forma muy efectiva y que aguantan muy bien tanto el roce como el sudor, por lo que son ideales para los recechos de corzo o las esperas de verano. Debes tener en cuenta que bajo temperaturas muy frías puede ser difícil de aplicar o que se pueden llegar a derretir si el calor es excesivo. En su contra, son difíciles de limpiar.
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2-. Pintura en base de arcilla
Son una excelente alternativa a las anteriores, ya que su aplicación es más sencilla y su limpieza, facilísima (basta con una toallita húmeda). Suelen comercializarse en botes, ya que su estado es más líquido que las de aceite, y también están disponibles en una amplia gama de colores.
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3-. Braga o stuff
Es una opción muy versátil: podemos utilizarla para proteger nuestro cuello y ocultar nuestra cara si la situación requiere un mimetismo total. Las que están fabricadas con tejido elástico permitirán un mejor ajuste; las de tejidos naturales (como la lana merino, por ejemplo) suelen ofrecer mayor transpirabilidad y no cogerán olores de nuestro sudor, saliva… Además de su facilidad de uso, otra ventaja de este sistema es que nos protegerá de los mosquitos en primavera y verano.
Aquí puedes ver algunos modelos que te servirán.
4-. Corcho quemado
La opción más artesanal para camuflar tu cara cuando vas a cazar y también las más barata y sencilla. Tan sólo necesitas el corcho de una botella de vino cualquiera y un mechero para quemarlo. Proporciona un color negro de alto contraste realmente efectivo para romper la silueta de nuestra cara. Eso sí, con el sudor y el agua se va fácil, pero podemos retocarnos en cualquier momento del rececho de manera muy rápida. Bastará con llevar el corcho y el mechero en un bolsillo.
5-. Máscara
Esta prenda nos cubrirá la cara entera, incluyendo la frente y las orejas. Será la opción que mejor nos camuflará, pero si el tejido no es transpirable o no dispone de ventilación en la zona de la nariz o la boca puede resultar algo angustiosa. Eso sí, es un opción fantástica para cazar en invierno o en lugares fríos.