El mundo de la caza y el arte ha perdido hoy a uno de sus más grandes exponentes. Mariano Aguayo Álvarez, nacido en Córdoba en 1932, ha fallecido a los 92 años, dejando un legado imborrable en la pintura, la escultura y la literatura, especialmente en el ámbito cinegético y taurino.
Mariano Aguayo dedicó su vida a plasmar la pasión por la caza en sus obras. Su prolífica producción artística abarca desde la pintura hasta la escritura, siempre con la caza y la tauromaquia como temas centrales. Su primer libro, «Relatos de caza», publicado en 1986, marcó el inicio de una carrera literaria que incluiría títulos como «Vocabulario de montería» (1988), «Montear en Córdoba» (1991), «La sierra, los lances, los perros» (1998), «La caza en el cante» (2004), «El otoño de los jabalíes» (2005) y «Del monte y la montería» (2011). También exploró el género autobiográfico con obras como «Querida tía Luisa» (2006) y «Furtivos del 36» (2007).
La obra pictórica de Aguayo está marcada por el universo de la caza. Aunque sus primeros cuadros en los años sesenta mostraban influencias del arte impresionista y conceptual, a mediados de los ochenta su estilo dio un giro radical hacia el arte figurativo. Desde entonces, sus lienzos comenzaron a poblarse de perros de caza, bodegones, caballos, jinetes y toreros, reflejando su profunda conexión con la caza y la tauromaquia.
Su primera exposición tuvo lugar en la Galería Céspedes de Córdoba en 1961. A partir de ahí, su carrera despegó y participó en numerosas muestras individuales y colectivas en ciudades como Madrid, París, Sevilla, El Puerto de Santa María, Santander, Barcelona, Zaragoza, San Sebastián, Toulouse, México, Johannesburgo, Valencia, Lisboa, California, Cáceres y Málaga, entre muchas otras.
Hace 11 años, Aguayo sufrió un ictus que afectó particularmente su capacidad de habla, pero no mermó su espíritu creativo. Continuó trabajando y dejando su huella en el mundo del arte hasta sus últimos días.
Mariano Aguayo Álvarez no solo fue un artista prolífico, sino también un apasionado defensor de la caza y la tauromaquia. Su obra, tanto literaria como pictórica, seguirá siendo un referente para los amantes de estas disciplinas. Su legado perdurará en el tiempo, inspirando a futuras generaciones de artistas y cazadores.
Hoy, el mundo de la caza y el arte despide a un maestro cuya vida y obra estuvieron indisolublemente ligadas a la naturaleza y la tradición. Mariano Aguayo Álvarez deja un vacío imposible de llenar, pero su legado artístico y literario continuará vivo en cada una de sus creaciones.
DEP