La gestión de las colonias de gatos callejeros en Tenerife vuelve a estar en el punto de mira. La Asociación para la Conservación de la Biodiversidad de Canarias (ACBC) ha denunciado públicamente que el Cabildo de Tenerife ha destinado este año 670.000 euros a los gatos callejeros sin articular medidas eficaces para evitar su impacto sobre la fauna silvestre. Según los expertos, muchas de estas especies están protegidas por la legislación nacional e internacional, y su desaparición se está acelerando por la presencia descontrolada de gatos en entornos urbanos, periurbanos y rurales.

Financiación millonaria sin control sobre el impacto ambiental

El dinero ha sido canalizado a través del Consejo Insular de Protección y Bienestar Animal, que este año ha incrementado nuevamente los fondos destinados a las colonias felinas. Una parte de esta cantidad, en concreto 400.000 euros, irá destinada en forma de subvención a las protectoras de animales. Sin embargo, la ACBC critica que en ningún momento se mencionan aspectos clave para controlar la superpoblación felina ni su influencia sobre la biodiversidad insular.

Desde la asociación lamentan que el Cabildo insista en políticas que se centran únicamente en la identificación y esterilización de gatos callejeros, una estrategia que, según sostienen, se ha demostrado ineficaz en espacios abiertos. «La información científica disponible indica que es prácticamente imposible controlar a las poblaciones de gatos en lugares abiertos a través de la esterilización», advierten. En consecuencia, creen que seguir destinando dinero público a este fin carece de sentido si no se acompaña de otras medidas de control más rigurosas.

Especies protegidas, víctimas de la depredación

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Un gato asilvestrado tras cazar un carbonero. © Shutterstock

A pesar del suministro constante de pienso, los gatos continúan cazando fauna silvestre. Entre las especies más afectadas figuran perenquenes, lisas, herrerillos, mosquiteros y capirotes, todas ellas protegidas por distintas normativas. La ACBC subraya que todos los integrantes del Consejo Insular, incluidos su presidente y el consejero de Bienestar Animal, son plenamente conscientes de esta realidad. Aun así, no se han adoptado mecanismos efectivos que limiten el impacto de estas colonias sobre el medio natural.


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En este sentido, recuerdan que tanto la Ley 7/2023 de Bienestar Animal como la Directriz Técnica de la Dirección General de Derechos de los Animales establecen que el objetivo final de las colonias felinas debe ser su desaparición progresiva y que no pueden mantenerse en lugares donde afecten a la fauna protegida.

Reclaman criterios más estrictos a los ayuntamientos

La situación, advierte la ACBC, se está agravando. El número de gatos y el tamaño de las colonias no dejan de aumentar en Tenerife, al igual que su impacto en los ecosistemas. Por ello, consideran «muy urgente» que el Consejo Insular de Protección y Bienestar Animal «articule los mecanismos necesarios para invertir este rumbo».

Entre las medidas propuestas está que el Cabildo exija a los ayuntamientos ciertos requisitos mínimos para acceder a las subvenciones. Estos incluirían establecer una fecha límite para la presencia de colonias desde el momento en que son registradas, llevar a cabo un seguimiento de indicadores sobre su evolución o disponer de recintos específicos para albergarlas, tal y como estipula el artículo 39 h) de la citada Ley 7/2023 en caso de que se detecten impactos sobre fauna silvestre.

Sin estos criterios, concluyen, el Cabildo no solo estaría despilfarrando fondos públicos, sino que se convierte en un actor activo en la pérdida de biodiversidad en la isla, al alimentar y sostener con dinero público una población de gatos que no deja de crecer y depredar especies cada vez más amenazadas.

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