Desde la Comisión Europea ya se han puesto en marcha para trabajar en futuras medidas en lo que respecta a los sistemas de calefacción con leña. En este sentido, el proyecto inicial se tenía que presentar en Bruselas el pasado 12 de febrero, pero diversas actuaciones de presión han hecho que esta fecha se alargue durante un tiempo más.
Como parte de dicho proyecto, en él constan ciertas normas que resultan ser tan estrictas que, de hecho, muchos temen que puedan desaparecer por completo las estufas y las calderas de leña a partir del año 2027.
Ante esta posibilidad, en algunos países, sobre todo Alemania y República Checa, han comenzado a aparecer reacciones en contra realmente contundentes. De este modo, los representantes del sector han avisado de que las nuevas normas eliminarían del mercado buena parte de los modelos de estufas de leña disponibles. Por lo tanto, esto podría dar lugar a un significativo aumento de su precio.
Algunos países se oponen a la prohibición
Otro de los puntos recogidos por el proyecto que ha recibido una gran cantidad de críticas ha sido la obligatoriedad de equipar los sistemas de calefacción que utilizan leña con sistemas de regulación automática. Tal requisito impediría que esos funcionaran sin electricidad, lo que supone una gran desventaja para quienes viven en zonas con una red eléctrica poco fiable.
Lukáš Vlček, el ministro de Industria y Comercio de la República Checa, se ha mostrado en contra de estas nuevas medidas. «Nuestro objetivo es que la política verde europea vaya acorde con los avances tecnológicos y no tenga un impacto desproporcionado en los presupuestos de los hogares y las empresas checas. Presionaremos para que la propuesta sea revisada y se adapte a las posibilidades reales», ha explicado.
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Toda esta oposición ha dado lugar a que la Comisión Europea decida posponer la reunión del 12 de febrero, justificándolo como una forma de tratar de realizar «el trabajo técnico adicional necesario».
Quien también se ha pronunciado al respecto de todo este asunto ha sido el eurodiputado alemán Peter Liese, quien ha asegurado que «los sistemas de calefacción con biomasa son una parte importante de la transición energética».
¿En qué se basa la propuesta de Europa?
Aunque la propuesta aún no ha sido adoptada oficialmente, se han filtrado detalles que indican una posible reducción en los límites de emisiones de CO2 de 1.500 a 500 miligramos por metro cúbico, y de partículas en suspensión de 40 a 28 mg/m³. Según Robert Mülleneisen, presidente de la Asociación Alemana de Fabricantes de Estufas, estos nuevos límites podrían equivaler a una prohibición futura de la calefacción con leña.
Esta propuesta se enmarca en los esfuerzos de la UE por reducir las emisiones contaminantes y combatir el cambio climático. Desde el 1 de enero de 2022, está en vigor la normativa EcoDesign, que establece requisitos de diseño ecológico para productos relacionados con la energía, incluyendo estufas y chimeneas de leña. Esta normativa exige que los aparatos de calefacción a leña cumplan con estándares mínimos de eficiencia energética y límites máximos de emisiones de contaminantes, si bien ahora se propone endurecer aún más los límites de emisiones.
Es importante destacar que la nueva propuesta aún está en fase de discusión y no ha sido implementada oficialmente. Sin embargo, de aprobarse, podría tener un impacto muy significativo en el uso de chimeneas y estufas de leña en los hogares europeos.
Un duro varapalo para el mundo rural

El endurecimiento de las normativas sobre emisiones de estufas y chimeneas de leña supondría un duro varapalo para el mundo rural y el sector forestal. En muchas zonas rurales, la leña es una fuente de calefacción esencial, ya que el acceso a otras energías como el gas o la electricidad es limitado o demasiado costoso. Imponer más restricciones podría dejar a muchas familias sin una alternativa viable para calentar sus hogares en invierno.
Además, esta medida afectaría gravemente al sector de la leña y el carbón, que da empleo a miles de personas en actividades como la tala, el transporte y la venta de biomasa. La reducción de la demanda de leña podría llevar a la quiebra a pequeños productores y distribuidores, golpeando aún más a las economías locales.
Desde el punto de vista ambiental, limitar el uso de leña podría tener consecuencias inesperadas. Un menor aprovechamiento de los residuos forestales podría aumentar el riesgo de incendios, ya que muchas explotaciones forestales dependen de la recolección de madera como parte de la gestión sostenible del monte.
En definitiva, la nueva propuesta de la Comisión Europea podría perjudicar gravemente a las comunidades rurales y al sector forestal si no se ofrecen soluciones realistas y alternativas accesibles.