Preparar bien un monte con un buen cebado es una tarea que exige mucho esfuerzo, dedicación constante y atención al detalle, un nivel de cuidado que rara vez se cumple. Aunque me considero aún joven, a lo largo de más de dos décadas de monterías constantes, me he cruzado con organizadores que aseguraban que el monte estaba perfectamente cebado y que se llevaba haciendo desde hace tiempo, cuando la realidad es que, en el mejor de los casos, solo se habían esparcido unos puñados de trigo o maíz en los dos o tres sábados previos a la montería.
Por eso, recomiendo encarecidamente preguntar al organizador de la montería antes de comprar un puesto en una de pago. Así, uno puede intentar deducir, según sus respuestas, si el cebado está a la altura o si se trata de una engañifa.
¿Por qué es interesante cebar antes de una montería?
Los verdaderos motivos para cebar un monte no siempre coinciden con lo que muchos expertos en llenar manchas suelen contar. La idea de atraer por lo civil o por lo criminal a los cochinos de las fincas vecinas no debería ser el objetivo. Un monte cebado puede atraer a los jabalíes de los alrededores si en la zona falta alimento, pero además es fundamental que haya tranquilidad, un detalle que muchas personas pasan por alto. Un monte sin tranquilidad no retendrá a los animales, por mucha comida que echemos al suelo.
Dónde empezar el cebadero
Para colocar cebaderos en un monte o coto destinado a una montería, lo ideal es ubicarlos en zonas centrales, pero sin que estén demasiado cerca entre sí. La recomendación general y lo que me enseñaron a hacer a mi es disponer de un cebadero cada 300 hectáreas, manteniendo entre ellos una distancia que no supere el kilómetro. Esto permite que las piaras de cochinos se repartan de manera equilibrada, evitando que un único grupo acapare todos los recursos, dejando a los demás sin probar bocado. Así, cuando los jabalíes de una zona hayan terminado su ración, los del siguiente área ya habrán aprovechado su propio cebadero.
Es importante también que los cebaderos estén situados cerca de los encames naturales, pero no a menos de 400 o 500 metros de distancia. Esto obliga a los jabalíes a recorrer un recorrido diario para llegar al cebadero, ocupando parte de su tiempo en el desplazamiento de ida y vuelta y reduciendo así sus exploraciones nocturnas hacia otros sitios donde podrían verse tentados a cambiar de zona. Además, es recomendable ubicarlos en zonas sucias de monte, como jarales espesos o chaparrales. Olvídate de hacerlo en claritos o praderas donde los grandes machos seguro que recelan.
Ten en cuenta que con el tiempo, los jabalíes asociarán el sonido del vehículo con la llegada de alimento, pero no deben percibir esto como una amenaza. También conviene situar los cebaderos próximos a un camino para facilitar el transporte de los sacos de comida. Sin embargo, si el coto es muy limpio o abierto, trata de disimularlos un poco para que no llames la atención de los más curiosos de la zona.
Mantenimiento y atenciones
Para lograr un cebado lógico efectivo, es fundamental empezar a echar el grano al suelo con tres meses de antelación a la montería. Puedes hacerlo mucho antes pero en muchos casos es casi tirar el dinero. Con tres meses suele ser suficiente. Los animales deben acostumbrarse a que siempre encontrarán allí su ración diaria, y esa confianza lleva tiempo. Con la llegada del frío, un extra de comida resulta como un imán para los jabalíes, que buscan acumular energía y grasa para hacer frente a las temperaturas más bajas.
Durante el primer mes, es necesario atender el cebadero cada dos días. Al cumplirse este período, la frecuencia debe aumentar a una atención diaria sin excepción así que la pereza no existe en el diccionario de un organizador de monterías. La regularidad en el suministro es crucial: aunque en ocasiones falte grano u otro alimento, hay que asegurarse de que los jabalíes siempre encuentren algo, aunque sea en menor cantidad. Ten en cuenta que la falta de alimento en un comedero habitual crea inseguridad en los jabalíes, lo que puede llevarlos a abandonar la zona en busca de fuentes más frecuentes.
¿Qué le pongo de comer a los jabalíes?
Como el objetivo no es atraer a un jabalí grande en concreto como si fuera para un aguardo no es necesario recurrir a caramelos como el anís. El alimento que se use debe ser nutritivo, fácil de comer, sencillo de conseguir y transportar, y sobre todo que resista bien el paso del tiempo y las condiciones climáticas. Tienes que ser consciente de que vas a cuajar el suelo con una comida que se va a pasar horas y horas, sino días, esoerando al raso, con el agua y el frío cayendo sobre él. Por esta razón, cualquier tipo de pienso queda descartado.
El trigo es una opción, aunque su grano de pequeño tamaño limita su efectividad. La cebada es algo áspera, pero si se usa la cebada partida, que se suaviza al procesarse, los jabalíes la comen con gusto. Leí en una ocasión que el uso de frutas pasadas como manzanas, melones o sandías también pueden servir, aunque no son especialmente energéticas. En el sur de España son especialistas en hacer macedonias que los cochinos acaban por adorar.
Para muchos entre los que me incluyo, lo ideal es el maíz, y mejor aún si es en mazorca. Es relativamente barato y resulta más atractivo para los jabalíes, que disfrutan entreteniéndose en sacar las perlas amarillas grano a grano. La experiencia nos dice que es interesante repartirlo en hileras o cordones hasta que los cochinos se piquen y entren sin recelo. Una vez te hayas ganado su confianza cambia el método: ahora esparcelo más, lanzandolo a puñados, como si sembraras. Con esto consigues que los jabalíes, que saben que allí hay comida, se pasen más tiempo comiendo por la zona.
Una pareja de cazadores acude a cebar a los jabalíes de su coto y recibe esta inesperada visita
Es preferible echar de comer por las mañanas para que, al llegar la tarde, nuestro olor haya desaparecido. La cantidad diaria de alimento recomendada por los expertos es de 1 a 2 kilos por jabalí, pero una vez están acostumbrados a entrar sin miedo, esta ración debe aumentarse casi al doble. Esto es necesario porque su dependencia del alimento crece, además de que, con el aumento del frío en la temporada, sus necesidades energéticas también aumentan. Además, recuerda que es fundamental que siempre sobre algo de comida de un día para otro. Si cumples con todas estas directrices lo normal es que consigas mantener a varios grupos de jabalíes dentro de la mancha y cuando llegue la montería estarán encamados dentro, que es el objetivo final.