La Estrategia Nacional de Gestión Cinegética, publicada el 7 de marzo de 2022, se presentó como la respuesta del Gobierno a las demandas del sector cinegético poco antes de la masiva manifestación del 20 de marzo de ese mismo año que inundó las calles de Madrid. Este documento buscaba apaciguar los ánimos de los cazadores, proponiendo una serie de objetivos para integrar la caza en la gestión sostenible del medio rural. Sin embargo, hasta hoy, todas las propuestas siguen siendo promesas absolutamente incumplidas.
Ecologistas en Acción presentó una denuncia formal contra la Estrategia Nacional de Gestión Cinegética en abril de 2022. Esta organización ecologista argumentó que el documento promovía la caza de manera desmedida y que no respetaba adecuadamente los principios de sostenibilidad ni de protección de la biodiversidad. Pero en octubre de este mismo año se publicó la sentencia: la Sección primera de la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo inadmitió el recurso presentado por Ecologistas en Acción contra la Estrategia Nacional de Gestión Cinegética, dando la razón a la parte demandada, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA); así como a la Real Federación Española de Caza (RFEC), la Xunta de Galicia y otras entidades del sector personadas como codemandadas.
Ante ello, la parte demandada y las codemandadas presentaron alegaciones en las que señalaban que el recurso era inadmisible por ser la aprobación de la estrategia no susceptible de impugnación, algo que ratificó la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo, al inadmitir a trámite el recurso por incumplir determinadas exigencias, así como carencia de interés casacional objetivo en los términos en los que había sido preparado, imponiendo las costas procesales a Ecologistas en Acción.
¿Cuáles eran los objetivos de la Estrategia Nacional de Gestión Cinegética que presentó el Gobierno?
La Estrategia planteaba la integración de la caza como «una actividad sostenible, defendiendo su papel en el desarrollo rural y como mecanismo contra la despoblación». La caza, según se manifestaba en el documento, debería formar parte de la economía rural, contribuyendo tanto al desarrollo de estas áreas como a la conservación del medio natural. Sin embargo, las iniciativas de modernización del sector y de digitalización en las zonas rurales que se propusieron no han tenido progreso alguno, lo que deja esta promesa sin cumplir.
En la Estrategia también se propusieron medidas para «la gestión de la actividad cinegética de forma ordenada y adaptada a los nuevos retos ambientales». Este objetivo prometía «un avance en la regulación de la caza, de manera que se alcanzara una práctica sostenible y ajustada a las necesidades ambientales actuales». No obstante, no se han implementado cambios significativos que demuestren un verdadero compromiso con esta regulación. Otra promesa incumplida.
Por otro lado, el documento sugería «la creación de sistemas de información y monitorización que permitan un seguimiento eficaz de las poblaciones de especies cinegéticas basado en el mejor conocimiento científico disponible». Esto tampoco se ha llevado a cabo.
Además, también enfatizaba «la necesidad de coordinación entre diferentes administraciones y sectores para integrar las demandas medioambientales, sociales y económicas en la gestión cinegética». Una medida más que ha caído en saco roto.
Finalmente, se incluyó una propuesta para «mejorar la imagen social de la caza, destacando sus beneficios ambientales y socioeconómicos y promoviendo la formación de los cazadores». Sin embargo, hasta la fecha, no se ha llevado a cabo ninguna campaña significativa que logre mejorar la percepción pública de la caza o que promueva un cambio real en cómo se ve esta actividad dentro de la sociedad más alejada del mundo rural.
Varapalo judicial a Ecologistas en Acción por denunciar la Estrategia Nacional de Gestión Cinegética
Después de toda esta lista llena de promesas sin cumplir y sin un presupuesto dedicado para llevarlas a cabo por el momento, está claro que la Estrategia Nacional de Gestión Cinegética ha quedado en un conjunto de intenciones incumplidas, lo que continúa generando un descontento palpable en el sector cinegético. Mientras, la caza en España sigue enfrentando los mismos retos desde hace años, sin una solución real a corto plazo.