El 7 de marzo de 2022, el Gobierno lanzó la Estrategia Nacional de Gestión Cinegética, planteándola como una respuesta a las demandas del sector cinegético y en un intento por reducir el descontento en vísperas de la multitudinaria manifestación del 20 de marzo en Madrid. El documento prometía una serie de medidas orientadas a integrar la caza dentro de un modelo de gestión sostenible del medio rural. Sin embargo, hasta la fecha, todas las propuestas han quedado en el aire, sin que ninguna haya sido cumplida.

La Estrategia Nacional de Gestión Cinegética proponía integrar la caza como una actividad sostenible que contribuyera al desarrollo rural y al combate de la despoblación, destacando su valor económico y su rol en la conservación del medio natural. Entre las medidas planteadas, se incluían iniciativas de modernización y digitalización del sector, la regulación de la actividad cinegética en sintonía con los retos ambientales actuales y la creación de sistemas de información y monitoreo para gestionar las poblaciones de especies cinegéticas de manera científica.

Sin embargo, todas estas promesas han quedado sin avances, lo que demuestra la falta de cumplimiento de los compromisos.

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Dos cazadores recechando en una foto de archivo. © Ángel Vidal

Estas son las amenazas a las que se enfrenta la caza

Las amenazas que enfrenta el sector cinegético incluyen el aumento de las poblaciones de especies cinegéticas de caza mayor y de ciertas especies de caza menor, y la afectación de estas especies menores por enfermedades que diezman sus poblaciones. Existe también un riesgo significativo debido a que ciertas enfermedades tienen su reservorio en los animales silvestres. La intensificación de la agricultura y el incremento de las cargas ganaderas provocan alteraciones y pérdida de hábitats naturales.

Además, se observa una disminución en la población de especies de caza menor debido a factores como los cambios en las prácticas agrarias y el uso de productos fitosanitarios. Las variaciones en la fenología (ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos) de las especies y la desaparición o desplazamiento de sus hábitats son problemas derivados del cambio climático.

Los daños causados por las especies cinegéticas en cultivos agrícolas, cabañas ganaderas, especies forestales, infraestructuras, biodiversidad y accidentes de tráfico representan una amenaza considerable. También aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades, impactando el medio ambiente y el estado poblacional de las especies.


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La presencia de especies exóticas invasoras es otro desafío que enfrenta el sector. La mala imagen social de la actividad cinegética, la falta de experiencia en la comercialización del turismo cinegético, y el desconocimiento general de la sociedad urbana respecto a las prácticas del mundo rural contribuyen a la brecha entre las áreas rurales y urbanas.

Además, el éxodo y abandono rural, la previsión de una posible ausencia o deficiencia en la gestión cinegética en amplios territorios debido a la incapacidad del sector, y la percepción de que la administración no debe suplir el rol regulador que desempeñan los cazadores completan este panorama de amenazas.

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