La hemorrágica epizoótica es una enfermedad de declaración obligatoria: es decir, ante la presencia de cualquier animal con síntomas compatibles es necesario comunicarlo a las autoridades veterinarias a través de las oficinas comarcales agrarias o unidades veterinarias según el caso o de los servicios de medio ambiente.

Está causada por un virus del género Orbivirus, pariente cercano del causante de otra patología más conocida para nuestros ganaderos: la lengua azul. Por tanto, al ser un virus el agente causal los antibióticos no serán los medicamentos adecuados para su tratamiento ya que no son eficaces frente a ellos.

Por otro lado, la enfermedad hemorrágica epizoótica se caracteriza porque en la vía de transmisión participa un mosquito del género Culicoides.

Estos insectos se alimentan de la sangre de diferentes especies de mamíferos y cuando pican a un animal enfermo o portador del virus pueden trasladarlo e infectar a otro sano. Por tanto, la transmisión no se produce directamente por contacto entre animales enfermos y sanos, sino que siempre requiere la picadura de este mosquito.

Así, en los periodos en los que éstos no se encuentren activos, durante el invierno, la enfermedad remitirá. Por ello, se califica como una enfermedad infecciosa pero no contagiosa. 

 Así ha llegado a España la EHE

Con todo ello, ya podemos sacar una segunda conclusión: la presencia de la enfermedad va a estar vinculada a la distribución de los Culicoides y a su actividad. Hasta hace no mucho tiempo, su presencia se encontraba limitada a regiones como América del Norte o el norte de África entre otras, desde donde se ha producido su llegada a España.

Al tratarse de insectos de pequeño tamaño pueden dispersarse a grandes distancias ayudados por el viento, de ahí que vayan apareciendo focos progresivamente en diferentes regiones de la Península Ibérica. Para que estos mosquitos proliferen requieren temperaturas adecuadas, materia orgánica y humedad, aunque, a diferencia de otras especies de mosquito, su crecimiento no se vincula a puntos de agua como abrevaderos o charcas, por lo que estos lugares no se consideran de riesgo ni es necesaria su desecación para el control de la enfermedad, como veremos más adelante.

Ciervo bebiendo.
Ciervo bebiendo. © Shutterstock

 ¿A qué especies puede afectar?

Para nuestra tranquilidad, no es una zoonosis, lo que significa que no afecta a las personas. Además, tampoco existe riesgo por el consumo de alimentos derivados de animales enfermos o portadores de la enfermedad. La enfermedad puede afectar tanto a rumiantes silvestres como domésticos. En el caso de los primeros puede presentarse fundamentalmente en ciervos, pero también en gamos y corzos; en el de los segundos, afecta principalmente a ganado bovino, pero también a ovino. Los caprinos parecen contar con una mayor resistencia.

¿Qué síntomas presentan los animales enfermos de Enfermedad Hemorrágica Epizoótica?

Los síntomas de la enfermedad hemorrágica epiozoótica pueden ser muy variables, e incluso existen muchos animales que presentan cuadros leves o son asintomáticos. En el caso del ganado bovino los más habituales se relacionan con fiebre, anorexia, lesiones en la boca y cojeras.

Es posible llevar a cabo un tratamiento sintomático que consigue la recuperación de los animales en un elevado porcentaje de los casos. En el caso de los ciervos enfermos también aparecerá fiebre –es habitual encontrar animales metidos en el agua si la tienen a su alcance para intentar bajar su temperatura corporal–, debilidad, anorexia y pérdida del instinto de huida.

También es habitual la aparición de dificultad respiratoria, con la presencia de sangre o espuma en nariz y boca procedente de bronquios y pulmones. Asociado a ella también pueden aparecer las mucosas azuladas o congestivas, fundamentalmente en el entorno de la boca.

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Los cérvidos que manifiestan signos clínicos de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) pueden presentar fiebre, debilidad, inapetencia y pérdida del instinto de huida. En casos menos agudos puede observarse adelgazamiento. © IREC

También hay que tener en cuenta que los animales que se recuperan pueden sufrir abortos y nacimiento de animales débiles que incrementa la mortalidad durante los primeros días tras el parto. 

En el caso de los ciervos las mortalidades son variables debido a la dificultad de establecer tratamientos en el campo. Existen zonas en las que se han producido mortalidades elevadas y explosivas mientras que en otras no ha superado tasas del 10-20%. Este hecho se asocia de forma directa a la densidad de ejemplares presentes en un territorio, a la abundancia del mosquito transmisor y a las condiciones ambientales entre otros aspectos.

Hay que tener en cuenta en todo caso que, como ha ocurrido con otras enfermedades emergentes, cuando un nuevo agente patógeno afecta a una especie, como es el caso, las mortalidades son más elevadas durante los primeros meses tras la infección, ante la ausencia de contactos previos que impiden que los animales cuenten con una cierta inmunidad.

Lo más probable es que, a medida que la circulación del virus se haga más habitual, las mortalidades se reduzcan ante la presencia cada vez mayor de animales con anticuerpos frente a este patógeno.

 ¿Cuál es su origen?

Esta enfermedad es conocida desde hace décadas en Estados Unidos, donde afecta principalmente al ciervo de cola blanca, pero también ha estado presente en Asia, Oceanía y el norte de África.

El primer foco declarado en Europa se produjo el 10 de noviembre del año 2022 en el sur de Italia. La enfermedad llegó a España poco después y el primer foco fue declarado también en el mismo mes de noviembre, concretamente el día 18, en dos explotaciones de ganado bovino de Cádiz y Sevilla.

Parece evidente que el origen de ambos focos se encuentra en la llegada del virus, vehiculado a través de mosquitos Culicoides, procedentes del norte de África. Desde entonces han ido apareciendo numerosos focos, tanto en animales domésticos como silvestres, en las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León.

¿Qué implicaciones tiene la declaración de un foco de la enfermedad?

Existe una estricta normativa europea relativa a la sanidad animal, de aplicación tanto para la ganadería como para la fauna silvestre, que establece las enfermedades que deben ser declaradas y las consecuencias que puede tener la aparición de focos. En este sentido, la enfermedad hemorrágica epizoótica se clasifica en el grupo de los procesos sometidos a vigilancia y para los que deben adoptarse medidas para controlar su propagación.

De este modo, no se establece ningún tipo de restricción con relación al movimiento o consumo de productos de estos animales, pero respecto a los movimientos nacionales los animales y vehículos deben estar desinsectados para movimientos desde la zona afectada hacia una  libre, con ausencia de sintomatología en los animales a trasladar. En el momento actual se encuentran declaradas como zonas con restricciones para el movimiento de animales Andalucía, excepto la provincia de Almería, Extremadura, Castilla-La Mancha y las provincias castellanoleonesas de Zamora y Salamanca.

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Ciervo. © Shutterstock

¿Cómo puede evolucionar en los próximos meses? 

Como hemos indicado, para valorar la posible evolución de la enfermedad en los próximos meses debemos tener en cuenta dos aspectos muy importantes: por un lado, su vinculación directa con la actividad de los vectores transmisores, los Culicoides; por otro, la evolución de la inmunidad natural en las poblaciones donde el virus está presente a medida que pase el tiempo.

Teniendo en cuenta ambos, lo más probable es que el final del verano y el otoño de 2023 sean meses complicados para la ganadería bovina y para las poblaciones de ciervo fundamentalmente. Es previsible el aumento de focos y del número de animales afectados durante estos meses, hasta que, con los rigores del invierno, los vectores reduzcan su actividad. A partir de entonces los focos desaparecerán hasta la primavera, en la que con la actividad de los vectores volverán a aparecer algunos nuevos.

En todo caso, lo esperable es que gradualmente sean cada vez menos graves y las mortalidades se vayan reduciendo progresivamente a partir de entonces.

¿Cuál es la situación actual de la EHE en España?

Al tratarse de una enfermedad de declaración obligatoria por su impacto potencial tanto en animales silvestres como domésticos, el Ministerio de Agricultura va actualizando la información sobre su evolución a través de su página web. Los últimos datos disponibles al cierre de esta edición, de 7 de agosto de 2023, señalan que ya se han declarado focos confirmados de la enfermedad en las provincias de Huelva, Cádiz, Sevilla, Córdoba y Jaén (Andalucía), Toledo y Ciudad Real (Castilla-La Mancha), Cáceres y Badajoz (Extremadura) y Salamanca (Castilla y León).

Además, cabe destacar que entre el 31 de julio y el 8 de agosto de 2023, se confirmaron ocho casos nuevos en las comarcas de Linares (Jaén), Puebla de Guzmán (Huelva), Valdepeñas y Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), Mora y Oropesa (Toledo) y Ledesma (Salamanca), lo que indica que la enfermedad se encuentra en un periodo de expansión relevante.

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