El hallazgo se produjo a última hora de la tarde del 28 de diciembre en un paraje abrupto del municipio cántabro de Anero. Las circunstancias del lugar y la complejidad del terreno obligaron a activar un amplio dispositivo de emergencias para poder acceder hasta el punto en el que se encontraba el cuerpo del hombre, cuya identidad no ha trascendido por el momento.

Según ha informado el Gobierno de Cantabria, el aviso se recibió en el Centro de Atención a Emergencias 112 pasadas las 16:30 horas, después de que varias personas localizaran el cadáver y alertaran de la imposibilidad de trasladarlo por medios terrestres debido a lo escarpado de la zona. Desde ese momento se puso en marcha un operativo coordinado entre distintos servicios.

Las primeras informaciones apuntan a que el fallecimiento podría haberse producido por causas naturales, aunque será la autopsia la que determine con exactitud qué ocurrió. Fuentes de los servicios intervinientes han explicado que no se apreciaron indicios externos de violencia en el momento del hallazgo, si bien el protocolo obliga a esperar al informe forense.

Activado el helicóptero de rescate

Ante la dificultad de acceso al lugar, el 112 movilizó al helicóptero del Gobierno de Cantabria, que se desplazó hasta la zona del monte donde se encontraba el cuerpo. La orografía del terreno hacía inviable cualquier otro tipo de evacuación, lo que obligó a recurrir a medios aéreos para garantizar la seguridad del operativo.

Una vez en el punto exacto del hallazgo, descendieron de la aeronave un rescatador y un médico, que fue el encargado de certificar el fallecimiento del cazador. Tras confirmar la muerte, se dio aviso a la Guardia Civil para que se hiciera cargo de las diligencias correspondientes.

Desde el aire se coordinó también el siguiente paso del operativo, ya bajo supervisión judicial. La autoridad competente autorizó el traslado del cuerpo en el propio helicóptero hasta el aeropuerto Seve Ballesteros de Santander, donde quedó bajo custodia policial.

A la espera de la autopsia

Una vez en tierra, los servicios funerarios se hicieron cargo del cuerpo, que fue trasladado para la práctica de la autopsia, prueba clave para esclarecer las causas exactas del fallecimiento. Hasta que se conozca ese resultado, todas las hipótesis permanecen abiertas, aunque la principal línea de trabajo apunta a una muerte natural.

La Guardia Civil ha asumido la investigación conforme al protocolo habitual en este tipo de casos, especialmente cuando el fallecimiento se produce en un entorno aislado. Desde las instituciones se ha insistido en la importancia de no extraer conclusiones precipitadas hasta contar con el informe forense definitivo.

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