En solo cinco días de la pasada semana, más de 70 cigüeñas han sido encontradas muertas por electrocución en Girona, según ha informado 20minutos. Atendiendo a los datos recopilados gracias a la colaboración ciudadana, la cifra de cigüeñas muertas podría ascender a 473 ejemplares.

Entidades ecologistas como la Associació de Naturalistes de Girona, IAEDEN-Salvem l’Empordà, El Meandre, Grup de Natura Sterna y Ecologistes de Catalunya (EdC) han calculado que entre el 17 y el 21 de agosto, unas 300 cigüeñas hicieron una parada en el casco urbano de Girona durante su migración hacia África, y centenares más en toda la comarca. Los lugares elegidos para hacer su pausa incluyen puntos elevados cercanos a zonas urbanas como tejados, grúas y torres de tendidos eléctricos, con el consiguiente peligro de electrocución.

Estas organizaciones han solicitado a la Generalitat una acción rápida y efectiva, exigiendo a la empresa encargada del suministro eléctrico que cumpla con la normativa vigente. Piden la implementación de medidas de protección en las torres eléctricas para evitar la muerte de aves protegidas.

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Un problema muy común

No es la primera vez que se registran muertes por electrocución de aves protegidas o murciélagos, muchos de ellos en peligro de extinción. Las cigüeñas están protegidas por la Ley 42/2007 de patrimonio natural y biodiversidad estatal, así como por el recientemente aprobado Catálogo de fauna salvaje autóctona amenazada de Cataluña.

Las entidades ecologistas afirman que no se ha tenido en cuenta a estos animales en el diseño de las torres eléctricas. Las cigüeñas y grandes rapaces que se posan en estos lugares pueden tocar simultáneamente la torre y un cable, recibiendo una descarga mortal. El comportamiento de estas aves durante sus largos viajes migratorios hace que varios ejemplares se posen en la misma torre y el resto en otras cercanas, lo que provoca una reacción en cadena devastadora.

4.000 puntos de electrocución sin proteger

Según datos de la Generalitat, en la comunidad se han registrado 7.000 puntos de electrocución, pero solo existen 3.000 torres protegidas. La normativa estatal obliga, desde 2008, a estas compañías a proteger los apoyos de las líneas. Las administraciones, que deben cumplir los objetivos de biodiversidad de la Unión Europea de la Estrategia 2020, no están logrando parar este gravísimo impacto que causan estas infraestructuras.


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La legislación establecía que en 2023 debía aprobarse la modificación del Real Decreto 1432/2008, que regula la corrección de tendidos peligrosos para aves, con el fin de conseguir tendidos más seguros. Sin embargo, la Plataforma SOS Tendidos Eléctricos ha denunciado que el Ministerio para la Transición Ecológica ha incumplido el plazo.

Desde varias entidades de la comarca gerundense afectada denuncian «esta flagrante dejadez de las compañías a la hora de tomar medidas en sus instalaciones» para evitar estas electrocuciones masivas. Piden a las instituciones «que modifiquen urgentemente el Real Decreto que regula la corrección de infraestructuras peligrosas para las aves, y que velen porque las empresas lo respeten».