En plena naturaleza, armado solo con una carretilla y un cubo repleto de restos animales, un hombre se adentra entre centenares de buitres leonados que lo observan con ansiedad. La escena, compartida por el perfil de Instagram @buitreman, ha generado un aluvión de reacciones por lo insólito del espectáculo: un auténtico ejército de aves carroñeras que sigue, sin perder detalle, los pasos del protagonista mientras reparte su festín.

El vídeo, grabado por el usuario @jaumecostafotos_, muestra al hombre equipado con un casco de protección accediendo a un recinto en el que aguarda una multitud de buitres. Mientras empuja su carretilla repleta de vísceras y despojos, los animales, lejos de apartarse, se apelotonan a su alrededor, abriéndole apenas un pasillo para que pase. Cuando deja caer la comida al suelo, estalla la euforia entre las aves y él aprovecha para retirarse con paso apresurado. «¡Nos encanta ver y escuchar vuestras reacciones y emoción al ver este espectáculo único!», comenta Buitreman en su publicación.

Un espectáculo único en Europa

Detrás de esta imagen se encuentra la figura de José Ramón Moragrega, más conocido como Buitreman, un apasionado naturalista que, junto a su mujer, Dolores Carrasco (Buitrewoman), gestiona el observatorio de aves necrófagas Mas de Bunyol, en el corazón del Matarraña turolense. Ambos han convertido su finca en un verdadero santuario para los buitres, donde cada día, a la misma hora, se repite el ritual: kilos de carne son depositados ante los ojos impacientes de más de 500 aves que sobrevuelan la zona.

Lejos de ser un hábito reciente, José Ramón lleva casi tres décadas alimentando a estos animales, después de descubrir su presencia cuando aún regentaba una granja de conejos. Poco a poco, lo que empezó como una simple curiosidad se transformó en una pasión y, más tarde, en una forma de vida.

Reglas estrictas y visitantes emocionados

El acceso al espectáculo está permitido al público, pero bajo estrictas condiciones. El silencio es norma obligada y todo está pensado para que los buitres no se asusten.

Pese a su contacto diario con cientos de buitres leonados, Buitreman insiste en el respeto absoluto hacia la naturaleza. Él mismo ha sufrido heridas provocadas por los picotazos de las aves al disputarse la comida, pero nunca se ha planteado dejar de hacerlo.

De la mar al muladar

Ingeniero industrial y antiguo marino mercante, José Ramón recorrió el mundo durante 18 años antes de regresar a su tierra natal, Beceite. Allí decidió echar raíces junto a su mujer y emprender una vida sencilla, entregada por completo a su pasión. La antigua granja se transformó en comedero, luego en observatorio, y hoy en un lugar de peregrinación para amantes de la naturaleza de toda Europa.

El impacto de este proyecto ha sido tal que incluso la revista National Geographic se interesó por él. Sin embargo, no todo ha sido fácil. En una entrevista a El Confidencial en 2017 su mujer aseguró: «Supuso mucho riesgo y una hipoteca hasta los 84 años». Sin embargo, la recompensa no tiene precio: la satisfacción de vivir en armonía con la naturaleza y emocionar a los visitantes con un espectáculo único.

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