La sobrepoblación de algunas especies de animales están generando grandes problemas al mundo rural con, por ejemplo, los daños que provocan en los cultivos. En cambio, también el resto de la sociedad está sufriendo los efectos de la proliferación de animales como los jabalíes y los corzos por los accidentes a los que dan lugar. Esto lo han vivido de primera mano dos hermanas de Burgos.
Según contó una de ellas a El Correo de Burgos después de ser víctima de un accidente de tráfico al chocar contra un corzo el pasado mes de noviembre, solo dos meses antes había sufrió otro tras impactar contra un jabalí. Y no fueron las únicas. En el último año también habían impactado con su vehículo contra otro jabalí.
Una de las protagonistas detalló entonces que «los dos últimos accidentes se produjeron en la N-122 a la altura del kilómetro 257, con apenas 200 o 300 metros de diferencia». Este punto se encuentra en la localidad de Castrillo de la Vega, en Burgos.
Varios accidentes de tráfico con animales en la misma zona
Es por ello que aseguró estar convencida de que los animales cruzan dicha carretera buscando el río. El resultado en ambos fue el mismo, con la víctima herida con contusiones y el morro del coche «destrozado».
Asimismo, puntualizó que, aunque el seguro cubre este siniestro, «el susto es tremendo». Pese a ello, también quiso reconocer que «podía haber sido mucho peor».
La situación es realmente complicada de solucionar porque, tal y como ella misma explicó, nadie sabe de dónde salen. «Habría que averiguar de dónde vienen y si se puede evitar, porque suponen un riesgo importante», añadió.
Una mujer que estaba de parto se estrella contra un jabalí cuando iba al hospital
Justo un año antes de sus accidentes, su hermana pequeña tuvo uno similar por el que su vehículo tuvo que estar seis meses en el taller. «Aparte del susto que te llevas, fue un trastorno para mi familia porque en esa época estudiaba en Aranda y tenía que pedirles el coche», expuso.
Sobre ello recordó que «se metieron dos jabalíes adultos enormes, iban en manada. El coche se quedó parado, reventado entero». «Lo peor es el miedo que cogí. Todavía no me atrevo a pasar por esa zona», concluyó confesando.