El pasado 31 de julio, los servicios de emergencia italianos tuvieron que desplegar un enorme dispositivo en los Alpes orientales para salvar la vida de un montañero británico. El hombre, de 60 años, ignoró al menos cuatro señales de prohibición, burló una barrera y desoyó los consejos de otros excursionistas que le recomendaron regresar. Su imprudencia acabó derivando en un rescate tan complejo como costoso.
Según el Rescate Alpino y Espeleológico del Véneto (CNSAS), el excursionista se encontraba en la vía ferrata de Berti cuando comenzó un desprendimiento de rocas. Bloqueado y sin posibilidad de descender, dio aviso a las autoridades, que le ordenaron permanecer quieto hasta que la meteorología permitiera localizarlo con precisión. Una vez despejadas las nubes, lo hallaron en el centro del deslizamiento, a 2.400 metros de altitud.
Una operación con factura
El rescate obligó a movilizar a dos helicópteros, más de una docena de especialistas y personal de apoyo. La factura final, que asciende a 14.225 euros, ha sido remitida al montañero, al que se considera responsable por haber puesto en riesgo tanto su vida como la de los equipos de salvamento.
«El excursionista ignoró al menos cuatro señales y se arrastró alrededor de una barrera», explicó Maurizio Dellantonio, jefe del CNSAS. El organismo recuerda que no es la primera vez que se producen incidentes similares y que cada vez resulta más difícil garantizar la seguridad en zonas con alta afluencia de visitantes.
Tras este suceso, el CNSAS y Protección Civil decidieron cerrar más senderos en la zona, alegando que la señalización previa resultaba insuficiente y que muchos excursionistas subestiman el riesgo. «La medida tiene como objetivo proteger tanto a los visitantes como a los propios rescatistas», indicaron en un comunicado.
Temporada negra en los Alpes
La situación en los Dolomitas es especialmente preocupante. Apenas una semana antes, dos excursionistas belgas sufrieron un percance similar, aunque recibieron una factura menor al tratarse de ciudadanos de la Unión Europea. Las estadísticas reflejan la gravedad del momento: más de 80 personas han perdido la vida entre el 21 de junio y el 23 de julio, y otras cinco permanecen desaparecidas.
El incremento de llamadas de auxilio, que han aumentado un 20% en el último año, ha llevado al cierre de varias rutas alrededor de Cortina y San Vito di Cadore. La combinación de turistas inexpertos y un clima cada vez más extremo —con tormentas imprevistas, deslizamientos de tierra e incluso condiciones cercanas a ventiscas— ha creado un cóctel explosivo para la seguridad en la montaña.
Las autoridades locales han intensificado sus advertencias y restricciones para quienes planeen viajar a los Alpes. Pese a ello, la temeridad de algunos excursionistas sigue obligando a los equipos de rescate a intervenir con frecuencia, en ocasiones a costa de arriesgar sus propias vidas.








