El corzo (Capreolus capreolus) es el cérvido más pequeño que habita en la Península Ibérica y también uno de los más cazados. Ese incremento en cuanto a sus capturas refleja el auge de la especie en España, que ha experimentado una notable expansión tanto geográfica como demográficamente en las últimas décadas.
El duende del bosque, como se le conoce popularmente entre los cazadores, se distribuye de forma homogénea por los Pirineos, País Vasco y Cordillera Cantábrica hasta la Sierra de Los Ancares en Lugo y los Montes de León, desde donde ha colonizado gran parte de Galicia. En Portugal aparece de forma natural al norte del río Duero. Además, existen ya otras poblaciones en expansión en diversas zonas de la Península, como Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón, Madrid o Cataluña.
¿Qué ha provocado que cada vez haya más corzos?
Los factores que han favorecido la expansión del corzo son varios, entre ellos podríamos destacar la ausencia o disminución de sus depredadores naturales, como el lobo o el lince; la mejora de la calidad y diversidad de su hábitat, debido a la regeneración de los bosques, el abandono de las actividades agrícolas y ganaderas tradicionales y la implantación de cultivos forestales y herbáceos; la adaptabilidad de la especie a diferentes tipos de medios forestales y a la presencia humana; el aumento de la presión cinegética sobre otras especies competidoras o depredadoras, como el jabalí o el zorro y el control sanitario y genético de las poblaciones de corzo.
Este último aspecto responde al interés en aumento que despierta la especie entre los cazadores españoles y gracias a los programas de gestión y seguimiento impulsados por estos, se evitan enfermedades o la consanguinidad que puedan diezmar sus poblaciones.
¿Cuántos corzos abaten los cazadores en España?
Todo anterior ha redundado en que en nuestro país cada año se superen las capturas de corzos. Según el último informe de estadística forestal elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en 2021 se cazaron exactamente 78.545 corzos en España, lo que supone un aumento del 13,4% respecto al año anterior, cuando se cazaron 69.223 ejemplares. En 2019 se cazaron casi 4.000 menos, concretamente 65.289. Si comparamos estas cifras con la de 10 años antes, el aumento en cuanto a la caza del pequeño cérvido es más que evidente: en 2009 se abatieron 20.858.
El corzo es actualmente la tercera especie de caza mayor más capturada, por detrás del jabalí (434.542 capturas) y el ciervo (162.356 capturas).
Es el pequeño duende una especie cinegética muy apreciada por los cazadores tanto por su valor ecológico, la calidad de su carne, así como por su dificultad y belleza. Su caza se lleva a cabo principalmente mediante el rececho y requiere un buen conocimiento del terreno, del comportamiento del animal y de las técnicas de aproximación y disparo.
La caza del corzo también contribuye a la conservación de la especie y de su hábitat, ya que genera cuantiosos ingresos económicos para las administraciones y los propietarios de los cotos, que se invierten en mejorar las condiciones ambientales y evitar los daños agrícolas o forestales que puede causar el exceso de población.
El corzo es, sin duda, una especie en auge en España, que representa un reto y una oportunidad para la gestión cinegética y ambiental. Su presencia es un indicador de la calidad y diversidad de los ecosistemas forestales españoles, y su caza, una actividad sostenible y responsable que favorece su conservación.