Algunos autores apuntan que el corzo es un animal monógamo, pero si hay más hembras que machos se torna en poligínico: un solo macho puede cubrir a varias hembras, que tienen un solo celo al año. Comienzan a reproducirse a partir de uno o dos años de vida y las hembras paren como media entre 1,5 y 1,7 corcinos por parto. 

Como en el caso de otros cérvidos, la mayoría de las poblaciones corceras suelen estar formadas por más hembras que machos. Esto se explica por la mayor mortalidad natural de éstos y la mayor presión cinegética que sufren. Así, podemos encontrar poblaciones con un equilibrio entre hembras y machos (1:1), en las que resulta menos probable que se den casos de poliginia, y otras poblaciones desequilibradas (por ejemplo 1:2) en las que seguramente sí tenga lugar este fenómeno. En situaciones de elevadas densidades –entre 10 y 20 ejemplares por cada 100 hectáreas– con pocos machos, uno solo podría cubrir a tres o cuatro hembras.

Una pareja de corzos en celo. © Shutterstock

¿Es bueno que un corzo cubra varias hembras?

No tiene por qué ser un problema para la viabilidad de una población si ésta posee un tamaño adecuado. La cuestión son las consecuencias que podría tener en situaciones de bajas densidades, ya que se incrementaría el riesgo de aparecer problemas de consanguinidad. Si además realizamos un aprovechamiento demasiado intensivo sobre los mejores trofeos, estaremos dando oportunidad a los peores a cubrir a la mayoría de las hembras.

Todo coto debe llevar a cabo un minucioso censo para conocer cuál es la estructura de su población corcera y poder establecer el número de machos y hembras que pueden abatirse. Durante los últimos años varias voces, entre ellas la de la Asociación del Corzo Español, se han alzado para avanzar en la gestión de esta especie.

Lo cierto es que también tiene una gran capacidad para autorregular sus densidades, pues su reproducción también está determinada por factores relacionados con la presencia de alimento. Por ejemplo, en años secos las hembras tienden a engendrar más hembras que machos. De ahí que mantener el equilibrio entre sexos sea una tarea complicada para el gestor, pero no imposible.