El Real Club de Monteros celebró ayer por la tarde su gala anual en el Club de Tiro Cantoblanco de Madrid. Durante el la cita, tuvo lugar la ya tradicional entrega de premios anuales que este selecto club realiza desde 1992, cuando el entonces presidente Iñigo Moreno de Arteaga -marqués de Laserna-, decidió crear tres galardones para premiar a aquellas personas que contribuyen a mantener la excelencia de la caza.

Los tres premiados en la edición de este año han sido el empresario Juan Abelló, reconocido como Personalidad Venatoria, el chef Miguel Carretero, en la categoría de Arte y Cultura, y Cristina Clemares Pérez-Tabernero, quien recibió el premio literario Jaime de Foxá por su artículo Sueños traicioneros’ publicado en Jara y Sedal.

Juan Abelló, Premio Personalidad Venatoria

Juan Abelló recibe el premio de manos de Carmen Basarán, presidenta del Real Club de Monteros. © Israel Hernández
Juan Abelló recibe el premio de manos de Carmen Basarán, presidenta del Real Club de Monteros. © Israel Hernández

El primero en recibir el galardón de la mano de la presidenta del Real Club de Monteros, Carmen Basarán, fue Juan Abelló. Un Premio Personalidad Venatoria que el club le otorgó «por su vinculación con el campo y la caza» y «por el gran trabajo realizado en su promoción y gestión». En esta decisión, el jurado valoró «su dedicación a la correcta gestión y la conservación de las especies y entornos de su propiedad, además de la inmensa cantidad de programas y proyectos donde de una manera u otra participa colaborando y dando soporte a todo tipo de entidades que contribuyen a la puesta en valor, defensa y promoción del campo y la caza en todos sus aspectos, generando conocimiento y riqueza».

Durante su intervención, Abelló hizo un repaso a su trayectoria venatoria, recordando que su afición a la caza no fue heredada de su padre, el cual no la practicaba, sino que surgió de forma natural. De esta forma rememoró sus inicios cazando urracas y conejos e hizo un repaso a su dilatada experiencia venatoria.

El empresario también hizo un llamamiento a todos los propietarios de tierras recordando la necesidad de cuidar y conservar los terrenos naturales que gestionan pensando siempre en el futuro porque «solo estamos de paso» y «es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos».

Miguel Carretero, Premio Arte y Cultura

Miguel Carretero recibe el Premio Arte y Cultura.
Miguel Carretero recibe el Premio Arte y Cultura. © Israel Hernández

El segundo galardonado de la noche fue el Chef Miguel Carretero. El joven responsable de los fogones del grupo de restaurantes madrileños Santerra, recientemente premiado con una estrella Michelín, recogió el Premio Arte y Cultura haciendo un repaso a su trayectoria profesional y desgranó su apuesta por la carne de caza en la alta cocina. Carretero recordó cómo su propio padre mostró incredulidad cuando le manifestó su intención de basar su carta en este tipo de carne.

Como él mismo rememoraba, se trató de una apuesta audaz que le ha llevado a cosechar el éxito después de un intenso trabajo y de tener claro su objetivo de dignificar la gastronomía cinegética. Tal y como el propio Carretero ha reconocido en varias ocasiones: «El secreto está en trabajar en lo que siempre has creído». 

Cristina Clemares Pérez-Tabernero, premio Jaime Foxá

Cristina Clemares Pérez-Tabernero, durante su intervención.
Cristina Clemares Pérez-Tabernero, durante su intervención. © Israel Hernández

Uno de los momentos más especiales de la noche se vivió cuando Cristina Clemares Pérez-Tabernero recibió entrega del premio literario Jaime de Foxá, patrocinado por Casa del Águila, arropada por familiares y amigos. Este galardón, que lleva el nombre del fundador del Real Club de Monteros, fue instituido en 1996, y con él el club distingue el mejor artículo que, a juicio del jurado que lo otorga, expresa, defiende o divulga de manera sobresaliente cualquier tema de carácter cinegético desde una publicación de prensa nacional.

Durante su intervención, Cristina Clemares tuvo unas emotivas palabras de recuerdo para su padre, fallecido hace un año, y al que transmitió su intención de volver a escribir tras un tiempo alejada de la literatura cinegética y presentarse al Jaime de Foxá. Además, la escritora recordó que sus dos pasiones «el toro y el rifle», la definen desde que era una niña e hizo un breve resumen de su trayectoria cinegética, desde sus inicios como morralera acompañando a su hermano Javier y cazando con una escopeta del 28, hasta esa misma noche, en la que recogía el premio de literatura cinegética más prestigioso de nuestro país.