El mundo cinegético está lleno de historias sorprendentes y de trofeos que, por su rareza, acaban adquiriendo categoría de leyenda. Uno de los más llamativos ha vuelto a la actualidad gracias a un post publicado en la cuenta de Instagram Great Bucks. Se trata de un corzo abatido el 20 de agosto de 1977 en la entonces Checoslovaquia que presentaba una anomalía extraordinaria: únicamente poseía una cuerna, pero tan desproporcionada que su base ocupaba todo el espacio donde habitualmente se desarrollan las dos rosetas.
La publicación, difundida el pasado 10 de septiembre, muestra varias imágenes del cráneo y la cuerna, y en apenas tres semanas ha superado los 10.500 ‘me gusta’, convirtiéndose en viral entre los aficionados. El ejemplar ha sido apodado como el «corzo unicornio», un sobrenombre que refleja la rareza de su trofeo y la fascinación que despierta entre los seguidores.
Una roseta única que ocupa todo el cráneo
En las fotografías se aprecia con detalle cómo la roseta se extendía de un lado a otro del hueso frontal, ocupando lo que en otros ejemplares correspondería al espacio de las dos bases de las cuernas habituales de otros machos. Los especialistas apuntan que podría tratarse de una malformación en la que las dos cuernas se fusionaron en la base, dando lugar a esa apariencia singular de un único apéndice.

Lo cierto es que este tipo de anomalías son escasas, y cuando se producen se convierten en piezas muy codiciadas por coleccionistas y apasionados del mundo cinegético. No es extraño que un trofeo así, más de cuatro décadas después de su abatimiento, siga despertando tanta expectación en las redes sociales.
La fascinación por los trofeos raros
Los corzos son una de las especies que más diversidad presentan en cuanto a desarrollo de cuerna. Desde ejemplares con formaciones atípicas hasta animales con malformaciones debidas a golpes o problemas genéticos, sus cabezas pueden ofrecer auténticas rarezas. Y esa imprevisibilidad es, en buena medida, la que alimenta la pasión de tantos cazadores y taxidermistas por esta especie.
Que un trofeo como el del corzo unicornio haya vuelto a la luz demuestra también cómo las redes sociales se han convertido en un escaparate donde se recuperan piezas históricas y se comparten con una comunidad global. Lo que antaño quedaba reservado a un reducido círculo de aficionados ahora se difunde y alcanza a miles de personas en cuestión de horas.

Un fenómeno viral inesperado
Great Bucks, la cuenta que difundió las imágenes, ha logrado captar la atención de cazadores de toda Europa gracias a este hallazgo. Publicaciones como esta recuerdan que, más allá de los trofeos habituales, existen piezas que se convierten en parte de la memoria colectiva del mundo cinegético por su singularidad.
El corzo unicornio checo de 1977 es, sin duda, uno de esos casos que se recuerdan durante décadas y que vuelven de cuando en cuando para maravillar a quienes contemplan su extraño trofeo.








