Una mañana de finales de mayo, cuando el campo aún duerme bajo las últimas sombras de la noche, comenzaba una jornada cinegética que ninguno de los presentes olvidará. La empresa Iberian Hunters Spain, dirigida por Luis Ruiz del Olmo, guiaba a unos clientes por uno de sus cotos en Castilla y León cuando el destino les puso en el camino un corzo excepcional.
Luis, de 32 años, lo relata con la emoción todavía fresca: «Llegamos al campo de noche y empezamos a cazar al clarear. Vimos un par de corzas y, de repente, un corzo ladró por nuestra derecha y cruzó corriendo frente a nosotros. ¡Le habíamos dado el aire!». Pese a que no pudieron apreciar bien el trofeo en ese instante, la impresión que dejó fue suficiente como para seguirle el rastro.
Una decisión instintiva y un acercamiento perfecto
Decidieron entonces tomar la dirección por la que se había esfumado el animal, adentrándose con cautela en un pequeño valle. El viento, favorable, les permitía avanzar sin ser detectados. Al poco, lo localizaron en mitad de la ladera, pastando con calma. El grupo se tiró al suelo y lo observó con atención.
«A medida que clareaba más, ¡nos parecía mejor! ¡Es un pepino!», recuerda Luis. El corzo era un macho grueso, alto, perlado y con unas prominentes rosetas. Un auténtico ejemplar de los que no se olvidan. Borja, uno de los jóvenes que le acompañaba, fue el encargado de apretar el gatillo.
Tensión máxima hasta el disparo
La escena fue tensa. El corzo, alerta, miraba hacia el frente sin girarse. «Estábamos a unos 125 metros y no daba el costado», detalla Luis. Pasaron unos minutos eternos hasta que el animal se desplazó ligeramente, permitiendo ver la paletilla. Borja no dudó. El disparo fue certero y el animal cayó sobre sus huellas.

La euforia estalló en el monte. «Abrazos y alegría, los tres con una sonrisa de oreja a oreja», cuenta el guía. Al acercarse al animal, confirmaron lo que habían intuido: «Vaya cacharro. Tiene siete puntas, rosetones, alto y gordo de arriba a abajo. Es un corzaco», asegura Luis.
Un trofeo difícil de superar
Borja, de apenas 23 años, ha conseguido con este corzo su trofeo más importante hasta la fecha. «Le costará superarlo, aunque con la afición que tiene no dudo que lo conseguirá», afirma Luis. Juntos celebraron el éxito con una comida en el campo y las inevitables fotos de recuerdo.

Aunque aún falta que lo valore el taxidermista, las previsiones son altas: más de 600 gramos limpios y una medición provisional superior a 150 puntos CIC. Sin duda, un animal y un lance que quedarán grabados para siempre en la memoria de sus protagonistas.








